Trashorras, Dinei y Ghilas, blanco lucense, negro brasileño y ocre magrebí, ignoraron su existencia mutua durante todos los años que vivieron antes de coincidir en el Celta. La camiseta celeste los ha reunido. Pero el uniforme no aclara los secretos del juego. Ese es un proceso lento, de desnudarse en cada entrenamiento, reposando el amor como entre ancianos. "Está claro que cuando empiezas es más complicado", explica Trashorras. "Hay gente nueva, a la que te tienes que acoplar. Había que conocerse y saber qué cosas prefiere cada uno". Lo arduo del cortejo ha concluido: "Nos vamos entendiendo mejor, casi sin mirar sabemos cómo nos vamos a mover. Es importante que nos asociemos".

Aunque el gallego también marca, su misión es la creativa. A él le corresponde el estudio de los movimientos; a sus compañeros, la insinuación de una trayectoria mediante códigos que el conmilitón distinga antes que el enemigo."Ellos hacen muy buenos movimientos y son rápidos. Como en principio soy yo el que debe intentar dar ese último pase, te facilita las cosas. Siempre que recibo el balón, cualquiera me ofrece un desmarque", dice Trashorras de los goleadores del Arcángel, aunque añade: "Con Ghilas y Dinei es fácil entenderse. Pero también con Dani, Óscar, Danilo, David? La gente de arriba está teniendo protagonismo".

Las dudas sobre la mejor ubicación de Trashorras en el campo se han resuelto. Está donde merece, sobre el estrado de director, aliviado de trabajo por el doble pivote. "No me influyó ese debate. Siempre fui muy autocrítico. Soy el que más me exijo. Cuando estaba mal lo dije y también pronostiqué que con el paso de los partidos mi nivel subiría. Ha sido así. Pero no sólo yo, el equipo va mejorando. Y aún tenemos margen. Debemos seguir corrigiendo cosas y ser humildes para que el equipo gane solidez".

Su crecimiento ha sido paulatino. El de Dinei, en cambio, se ha producido por explosión. El ariete está de dulce y la plantilla lo percibe. "Los delanteros viven de eso, de rachas. A veces se tiran ocho jornadas sin hacer un gol y en otras ocasiones les entra todo. Ahora mismo Dinei le da con la oreja y la mete en la portería. Lo tenemos que aprovechar", propone Óscar Díaz.

Dinei asegura que empaquetó la buena fortuna cuando se mudó a Vigo: "También en Brasil estaba en una buena fase. Debo trabajar fuerte para que este momento no decaiga". Pero esa chispa no hubiera resistido a la aduana si Trashorras, el origen de todo, no le hubiese esperado con los brazos abiertos. "Es un excelente pasador. Está jugando muy bien. Me siento feliz", indica el delantero. La felicidad de estar en comunión con otro.