Los ciclistas pasaron junto al cuerpo inmóvil de Óscar Pereiro y la carrera dejó de importar. Para la mayoría del pelotón fue un impacto verle en el suelo, en mitad de la carretera, después de que se hubiera precipitado desde una altura de seis metros. La etapa dejó de importar. Los ciclistas dejaron de pedalear y la escapada del día se fue para siempre. En el pelotón sólo volvió la actividad cuando a través del "pinganillo" se comunicó a los corredores que el gallego estaba bien, que había roto algún hueso. Todos se miraron extrañados porque le habían visto volar, habían visto su casco roto en el suelo y les costaba creer que "sólo" tuviese eso.

Lo resume todo Unzúe, el director deportivo de su equipo, el hombre que ha visto de todo en las carreteras: "Óscar ha vuelto a nacer. El accidente ha sido impresionante y hay que agradecer que todo haya quedado en algún hueso roto, porque la verdad es que impresiona ver dónde se ha caído y la altura desde la que se ha venido abajo". El director recuerda que el momento del accidente fue de una enorme tensión porque "de repente te dicen que Óscar se ha caído y que no se mueve, que ha volado por encima de la bicicleta y se ha ido al vacío. Te asustas y rezas a la espera de llegar a su zona. Son momentos de una enorme angustia. Cuando llegamos nosotros y los médicos vimos que estaba consciente y, que aunque le dolía, decía que no había sido para tanto. Te sorprendes y respiras aliviado", explica.

Unzúe explica que la situación dentro del equipo fue complicada porque "a los corredores les costaba mucho arrancar de nuevo. Todos se querían quedar con Óscar y había que volver a la carrera. Se les fue tranquilizando a todos y poco a poco fuímos recuperando la normalidad". A ojos del director técnico del Caisse D´Espargne "la etapa estaba muy peligrosa por la clase de pavimento y porque habían caído unas gotitas de agua que hacía resbaladizo el suelo. Había que extremar la atención y aunque Óscar es uno de los mejores bajadores que hay en el pelotón internacional no pudo evitar la caída. Se quedó sin sitio al ir recuperando posiciones por la zona de fuera y se fue por el barranco".

Un alivio

El responsable deportivo del equipo señaló que "para todos nosotros ha sido un alivio acabar la jornada y saber que estaba bien, que le duele el brazo. He hablado con él e insiste en tranquilizar a sus compañeros y decirles que no se inquieten porque se encuentra bien y que pronto estará con ellos".

Ese sentimiento también lo compartían sus compañeros de equipo. Alejandro Valverde dijo ayer que "ha sido una etapa en la que hemos corrido pensando en Óscar. Yo he estado bien, pero lo único que queríamos es que todo se acabase y hablar con él para saber que todo se había quedado en un pequeño susto. Ha sido duro verle en el suelo, sin moverse e impresiona ver el accidente. Ha sido un impacto para todos los corredores y volver a la normalidad en la carrera ha sido complicado. Los fugados lo han aprovechado para ganar, pero atrás sólo estábamos pensando en Óscar. La alegría del día es saber que está bien".