Irlanda vuelve a estar de fiesta por culpa del golfista Padraig Harrington, quien rompió el año pasado una racha de 60 sin triunfos de un golfista de ese país en el Abierto Británico y que ayer repitió la victoria, en el Royal Birkdale inglés.

Por segundo año consecutivo la cerveza corrió como un torrente en todo Dublín. El año pasado Irlanda celebró toda la noche el éxito de su mejor golfista, cuando Harrington destrozó al español Sergio García en el cuarto hoyo del desempate. El dublinés levantó su primera Jarra y sumó su primer título de Grand Slam en Carnoustie (Escocia).

Este año, Harrington volvió a fabricar un triunfo paciente, sin ruido, casi desde la sombra y aquejado en el inicio de semana de una leve lesión en la muñeca. El dublinés, de 36 años, pudo con el final excelente del inglés más "fashion" del golf, Ian Poulter, segundo a 4 golpes, y con el veterano australiano Greg Norman, de 53 años y tercero tras una vuelta final de 77 golpes, empatado con el sueco Henrik Stenson.

Norman, bicampeón del Open (1986 y 1993), se quedó sin batir al Viejo Tom Morris (46 años y 96 días en Prestwick, 1867) como jugador más veterano en ganar un Grande e Inglaterra no pudo celebrar el triunfo de uno de sus golfistas en su propio país, el de Poulter, tras el último título de Nick Faldo en 1992 (Muirfield).

Último día perfecto

Harrington culminó su gesta con una última ronda de 69 golpes (1 bajo par), para un acumulado de + 3 en otro día de fuerte viento y enormes dificultades para controlar el vuelo de la bola. El irlandés entró en el "green" del hoyo 18 gorra en alto, conocedor de su suerte, con cuatro golpes de renta y como gran campeón de un Open que se recordará por la extrema dificultad ante las adversas condiciones meteorológicas.

Sergio García, que partía como candidato principal al título, echó por tierra todas sus escasas opciones a partir del hoyo 9, en una serie nefasta y desesperada (78 golpes).

La desilusión del español contrastó con la alegría controlada de Harrington, el gran héroe en este caótico y sorprendente Abierto, al que se ausentó Tiger Woods por lesión pero que tuvo en Norman, el "Tiburón Blanco", al gran animador del torneo más legendario del planeta y con quien estuvo el público, pero ayer se desmoronó en medio del "huracán" que sopló en el campo inglés y que sepultó las esperanzas de casi todos los jugadores hasta el punto de que un resultado de doce golpes por encima del par era suficiente para meterse entre los diez primeros de la clasificación general. Ahí es donde falló Sergio García, en el cálculo. El español, tras un "birdie" en el hoyo nueve -que le situaba a sólo cuatro golpes de los primeros clasificados- se lanzó como un poseso a atacar en un campo que no permitía esas alegrías y se lo cobró con creces. Tres "bogies" seguidos y a continuación dos "doble bogies" que le llevaron al puesto cincuenta y uno, una posición que no merecía por su juego, pero una vez más su ansiedad le llevó por el mal camino. Otro año será porque nadie duda de que algún día la suerte que le falta en los días claves llegará.