La carrera de Óscar Pereiro en el Tour de Francia se acabó de forma brusca en el descenso del Col del Agnel -el primer puerto de la decimoquinta etapa de la ronda francesa- cuando el gallego sufrió una aparatosa caída que le provocó la fractura del húmero de su brazo izquierdo, una lesión que le obligó a retirarse de la carrera y que le impedirá estar en los Juegos de Pekín y casi seguro en la Vuelta a España que arranca a comienzos del mes de septiembre.

Pereiro fue trasladado a una clínica de Cuneo -la localidad italiana más cercana al lugar del accidente- donde se le realizaron las primeras pruebas y donde el de Mos se encargó de comunicarse con su familia para tranquilizarles y hacerles ver que se encontraba bien. Los médicos que le trataron diagnosticaron una fractura limpia del húmero en el tercio superior y se descartó ningún problema en el fémur o en la clavícula, que fue lo primero que se rumoreó y que corrió por el pelotón. De todos modos, a última hora de ayer el corredor fue trasladado a un hospital de Turín donde iba a permanener por la noche en observación y se le iban a seguir haciendo pruebas para descartar ninguna otra lesión aunque los médicos estaban casi convencidos de que no había mayor problema que la referida fractura del húmero. La esperanza del corredor es que hoy mismo le permitiesen regresar a Vigo para ser operado en la Clínica Fátima.

La caída de Óscar Pereiro se produjo en el peligroso y largo descenso del Col de Agnel, el primer puerto del día. El de Mos descendía por el exterior del pelotón en un momento en el que el asfalto se encontraba húmedo por la fina lluvia que caía y que complicaba la bajada de los ciclistas. Pese a que Pereiro es un consumado especialista en los descensos, se encontró en una curva muy cerrada sin terreno para maniobrar y tras golpear con el petril de la carretera salió volando por encima de la bicicleta que quedó sobre el asfalto. El cuerpo de Pereiro cayó sobre la misma vía sólo que cinco metros más abajo lo que da una idea de la violencia del accidente. Se dio la circunstancia de que el pelotón pasó por su lado -al tratarse de un tramo de continuas revueltas- después de que hubiese sufrido la imponente caída. El pelotón que marchaba con el equipo del líder Cadel Evans (Silence) al frente, redujo el ritmo hasta comprobar que la vida de Pereiro no corría peligro aunque durante un buen espacio de tiempo la preocupación se adueñó por completo de la carrera. Por fortuna Pereiro no perdió en ningún momento la consciencia y se mantuvo en permanente comunicación con sus compañeros de equipo que se detuvieron para auxiliarse y que no se separaron de su lado prácticamente hasta que una ambulancia se lo llevó al centro clínico de Cuneo donde se le practicaron los primeros exámenes.

Aunque todas las lesiones llegan en mal momento, éste es especialmente dolorosa porque se produce a tres semanas de los Juegos Olímpicos de Pekín para los que ya tenía asegurada su presencia. Aunque el corredor mantenía el mutismo en público el seleccionador, Francisco Antequera, ya le había comunicado que él era uno de los cinco elegidos para estar en la cita de Pekín y que vería cumplida su ilusión de ser olímpico. Sin embargo, este accidente le rompe por completo su sueño y supone un contratiempo de cara a la otra gran cita de la temporada, la Vuelta a España, para la que previsiblemente tampoco estará. De todos modos el gallego tiene motivos para estar satisfecho porque todos los testigos coinciden al señalar que ayer volvió a nacer.