Se anuncia un nuevo Alonso para las nueve fechas que le quedan al campeonato. Un piloto más parecido al infalible y prudente que se vio en Silverstone, que al ambicoso pero arriesgado, incluso algo temerario, de las carreras anteriores, sobre todo en Canadá y Mónaco. Ahora, el objetivo será poner a Renault a continuación de las tres escuderías que mandan en el campeonato de constructores: Ferrari, BMW y McLaren. Se trata de ayudar al equipo a ganarse la cuarta posición. Para Alonso se han acabado los juegos y las apuesas imposibles. Lo dijo tras la carrera del domingo porque también quiere poner orden al recuento indivual. Detrás de los seis pilotos de los equipos grandes, está el lugar donde pretende colocarse el asturiano. Al final de cada año, Bernie Ecclestone destapa la tarta y comienza el reparto de dinero. A cada equipo le corresponde una porción, según los puntos conseguidos durante la temporada. El metodo premia el trabajo de varios meses y fue el que aprobaron las escuderías hace años, en un Pacto de la Concordia ya caducado, que no tardará mucho en comenzar a negociarse de nuevo. De ahí también puede venir el último interés de Alonso. La Fórmula 1 es un deporte de pura estadística. El fin último es acumular todos los puntos posibles. Después de nueve carreras, Fernando Alonso sólo tiene trece. Es el noveno en la clasificación individual pero lleva el peso en el avance del equipo. En Silverstone, el ovetense no hizo una gran carrera pero fue de los pocos que siempre mantuvo el coche sobre el asfalto. Y añadió tres puntos su cuenta. Triste botín para alguien que no hace mucho luchaba por los títulos de campeón del mundo, pero acorde al potencial de su monoplaza.