Pereiro ya está en París. El corredor de Mos vive las jornadas previas al comienzo de un Tour de Francia en el que ya no sentirá la misma presión que padeció en 2007 cuando llegó con la pesada carga de ser el "campeón virtual" de la edición de 2006. En aquella ocasión todo el mundo miraba hacia él, le llovían las entrevistas, las preguntas sobre el impostor Floyd Landis, el dopaje, las televisiones, un agobio que le impidió centrarse como debiera en la carrera. Esta temporada será diferente aunque se trate del primer Tour que disputa tras ser reconocido oficialmente como ganador de la carrera más importante del mundo. Pese a ser uno de los ciclistas más reconocidos y mediáticos del pelotón, Evans o Valverde serán los que aguenten el aluvión con lo que el de Mos disfrutará de una pizca de tranquilidad que ha echado de menos en ediciones anteriores.

El corredor gallego del Caisse D'Esparge voló ayer desde Vigo a París y anoche se reunió con sus compañeros en un hotel de la capital. Hoy se desplazarán a Brest, en plena Bretaña, donde la prueba arranca el sábado con la incertidumbre de qué tiempo regalará esa región del noroeste francés, famoso por sus lluvias, el viento y la humedad, aspecto que puede condicionar el comienzo de la carrera y que puede cobrarse alguna víctima inesperada (el frío en la primera semana fue la que provocó el desmoronamiento de Miguel Indurain en el que debía ser su sexto triunfo consecutivo).

Óscar Pereiro aparece en el Tour de Francia con el refuerzo moral del tercer puesto logrado el pasado domingo en el Campeonato de España de fondo en carretera, un resultado que le ha recargado después de un invierno algo accidentado que comenzó con una neumonía y varias visitas a Urgencias y que terminó con un accidente durante sus entrenamientos en los Alpes que en un primer momento le hicieron temer por su concurso en el Tour. El de Mos estaba trabajando la contrarreloj cuando un coche se detuvo de forma inesperada en el arcén. Sin poder evitarlo, Pereiro se estampó contra el automóvil y se quedó magullado. Temió haberse roto algún hueso, pero finalmente se comprobó que no, desaparecieron los dolores con el paso de los días y el domingo en Antequera volvió a saborear el gusto de subirse a un podio: "Para mí ha sido como conseguir una victoria", explicó. Fue tercero por detrás del incontestable Valverde y de Óscar Sevilla. Su evolución ha sido constante durante la primavera. Todo en orden de cara a la carrera con mayúsculas.