A sus casi 70 años, que cumplirá el próximo 28 de julio, Luis Aragonés está a un paso de firmar la página más brillante de su carrera profesional y, curiosamente, lo puede hacer ante los alemanes, los mismos que en 1974 le privaron de la inmensa alegría de alzar al cielo la Copa de Europa con el Atlético de Madrid.

EL 15 de mayo de 1974, en el estadio de Heysel, en Bruselas, El Atlético de Madrid, dirigido desde el banquillo por Juan Carlos Lorenzo, y bajo el mando de un veterano Aragonés sobre el terreno de juego (entonces tenía 35 años) le disputó la final de la Copa de Europa de clubes al Bayern de Munich alemán.

El conjunto de Munich formaba también la columna vertebral de la selección germana, que ese mismo verano ganó el segundo mundial del país ante la naranja mecánica de Johan Cruyff. Era el Bayern del Kaiser Franz Beckenbauer. Un equipo histórico que reinó en el Viejo Continente durante tres años consecutivos (1974, 1975 y 1976).

En ese Bayern y en esa selección de Alemania Federal militaban, entre otros, Sepp Maier, el mencionado Beckenbauer, Paul Breitner, Ulli Hoeness y Gerd Müller.

En la final, los rojiblancos llegaron a la prórroga, en la que, en el minuto 113 el árbitro belga Lereaux señaló un golpe franco directo al borde del área del Bayern.

Sepp Maier situaba a su barrera mientras Luis hacía lo propio con el balón, al que mimó con cuidado. El "sabio de Hortaleza" dio unos pasos hacia atrás dejando adelante la bola, la miró concentrado e hizo lo mismo con Maier. Se lanzó a por el esférico, al que golpeó con la pierna derecha. El balón se elevó, salvó la barrera y se coló como una exhalación por la escuadra del portero alemán, mientras Luis levantaba el brazo derecho celebrando el gol antes de que la pelota besase la red.

Cuando la copa ya se preparaba para viajar a Madrid, a falta de unos segundos para que acabara el partido, Georg Schwarzenbeck empató de tiro lejano. El encuentro de desempate se disputó dos días después y el Bayern ganó 4-1.

34 años después, tras una larga carrera como entrenador que Luis comenzó en el Atlético de Madrid tras esa final, el técnico se enfrenta de nuevo al reto de ganar la Copa de Europa, aunque esta vez de selecciones, y también ante los alemanes.

Y frente a una selección repleta de jugadores del Bayern en su alineación titular (Phillip Lahm, Bastian Schweinsteiger, Lukas Podolski y Miroslav Klose).

Aragonés, que dejará el banquillo de la "Roja" después de disputarse la gran final de la Eurocopa, no ha tenido un camino sencillo para llegar al último peldaño de un gran torneo, algo que España no lograba desde 1984, cuando perdió la final ante Francia en el Parque de los Príncipes de París.

Luis se presentará el domingo en el Ernst Happel de Viena con la mejor carta de presentación de la historia como preparador del combinado nacional.

53 encuentros dirigidos a la "roja", de los que 37 son victorias, 12 empates y 4 derrotas, le convierten en el estratega que más triunfos ha conseguido con la selección, por encima de los 36 de Javier Clemente.

Pase lo que pase el domingo, Luis habrá sido el artífice de que España haya superado la fatídica barrera de los cuartos de final y de que 24 años después un país entero vuelva a vibrar con su equipo.

Una espina clavada tiene todavía el técnico, la que se le incrustó con la derrota ante Francia en los octavos de final del pasado Mundial de Alemania.

Desde entonces, Aragonés ha limpiado a la selección de viejos vicios y ha construido un grupo compacto y en armonía. Ha hecho un equipo respetado en Europa y con un sistema de juego definido. Un grupo que puede comenzar un camino de éxitos con una victoria en Viena ante Alemania. Será el segundo gran reto ante los germanos de un entrenador con una larga trayectoria.