España se reencuentra con la Rusia de Guus Hiddink, una selección que cambió su cara con el regreso del "mago" Arshavin, y que representa el último peldaño hacia la gloria de la "roja", en las últimas horas de Luis Aragonés como seleccionador.

Superada la fatídica barrera de cuartos de final. Enterrados los miedos. Con Italia por el camino. España avanza con paso firme en la Eurocopa. Su próximo reto son las semifinales, donde se cruza una selección rusa, totalmente diferente a la que salió goleada (4-1) en el estreno en la competición.

No servirá de referente, pero sí da pistas a Luis del estilo por el que debe apostar. A Rusia, la destrozó la velocidad de Torres, su conexión con Villa, que firmó tres goles que le impulsaron a ser el máximo goleador de la Eurocopa, el orden de Senna. Son claves que le llevan a apostar por el mismo equipo. El manejo de los tan manoseados "códigos de Luis" no han distraído en un solo momento a los jugadores de su objetivo. Enfocan el título con fe. Pertenecen a una generación que no tiene miedos, que olvida el pasado y confía en sus posibilidades de éxito.

Primero fue el encuentro con Torres. Enfadado por su cambio ante Rusia, pidió perdón con rapidez, aunque recibió una reprimenda de Luis. Torres recordó quien le había enseñado los códigos, con los que se solucionan las cosas en el vestuario. Luego llegó la técnica de motivación con Ramos, que se volteó y acabó en la petición de respeto del lateral. Lo último, el enésimo debate sobre el futuro de Luis. El Fenerbahce lo ha zanjado antes de que el país se divida. Entrenará dos años en Turquía. Ya no hay vuelta atrás. Aunque su entorno deseaba seguir en la selección, Luis piensa que tenía fecha de caducidad. Dejará su sello, con la posibilidad de convertirse en el mejor seleccionador de la historia, por números, si derrota a Rusia. Espera Vicente Del Bosque.

Los jugadores deseaban la continuidad de Luis y ahora quieren que finalice su ciclo conduciendo a España a la historia. Desde aquella Eurocopa de 1964 no sabe lo que es vencer el título. Desde aquel triste recuerdo de 1984, el fallo de Arconada ante Francia, no saborea jugar una final.

A España, por encima de todo, le preocupa la condición física de Rusia. Es la selección que mejor forma muestra, como dejó claro ante Holanda. Provocó que Luis, tras el tiempo extra ante Italia, midiese al detalle la recuperación de sus jugadores. Los resultados médicos son positivos y aunque por su cabeza pasó cambiar el mando, sentar a Senna y alinear a Xabi Alonso, repetirá el equipo que sabe de memoria un país que se ha vuelto a ilusionar. Si ante Italia especial atención tenían Puyol y Marchena ante Luca Toni, ahora es Ramos quien debe centrarse en frenar a Andrei Arshavin y Yuri Shirkov, un lateral zurdo que se ha ganado el interés de media Europa.

Y es que Rusia comenzó de la peor forma posible la Eurocopa, pero desde el regreso de Arshavin, ha recuperado el fútbol que dejó fuera de la cita a Inglaterra y que por el camino ha fulminado a favoritas para el triunfo como Holanda.

Su contragolpe es una pieza clave. Con la base del Zenit, campeón de la Copa de la UEFA, Rusia ha enamorado al viejo continente con su fútbol. Llega a la semifinal con bajas. No jugarán por sanción dos de sus titulares, Denis Kolodin en el centro de la defensa, ni Dmitri Torbinski, autor del segundo gol a Holanda, en la media. Además, es duda Ivan Saenko.

No sólo España está haciendo historia en la Eurocopa. Rusia está protagonizando su mejor torneo en un gran campeonato desde la desintegración de la Unión Soviética. Antes, había alcanzado en cinco ocasiones las semifinales (1960, 1964, 1968, 1972 y 1988).

En su búsqueda de venganza será local, por lo que vestirá de rojo y provocará que por primera vez en el campeonato España vista su segunda equipación. Ya no es blanca sino dorada, que no amarilla. No lo permitiría Luis. Ni en sus peores pesadillas podría soñar con firmar su último partido de seleccionador vistiendo de amarillo. Prefiere agarrarse a las estadísticas. Dicen que España nunca perdió las semifinales. Dos jugadas (Hungría y Dinamarca) fueron el paso previo a la final. Ahora, Rusia, es el último peldaño hacia la gloria.