enviado especial a magny-cours

Dejó de lucir el sol en Magny-Cours y a Fernando Alonso se le fue la alegría. Se le apagó la luz. Su R28 había brillado todo el fin de semana, cuando el calor achicharraba la campiña. Es posible que la Fórmula 1 no regrese a la región de Nevers y el asturiano se despidió del circuito con más pena que gloria. Terminó octavo, sumó el 500º punto de su carrera y regresó a la realidad del R28, la que consiguió ocultar en las sesiones libres y en las tandas de clasificación. Por lo menos ya había ganado aquí en 2005 y en la pista quedará para siempre la marca del asturiano. Lo de ayer tuvo un punto de decepción, incluso para él mismo, a pesar de que en su fuero interno intuía que la táctica que le habían diseñado podía ser un lastre.

Pronto se comprobó que el tercer puesto en la parrilla había sido fruto de un depósito demasiado vacío. Alonso entró al primer repostaje en la vuelta 15 y el resto de pilotos no comenzó a desfilar por los garajes hasta cinco giros más tarde. Ahí se dio cuenta de que debía pensar en una carrera de perfil bajo.

El propio Alonso había alimentado las opciones de llegar al podio. Minutos antes de la carrera insistía a pie de pista en que era posible. No fue así, con el asfalto mucho más frío que en la clasificatoria y con un cielo que amenazó lluvia durante toda la carrera. En las últimas vueltas llegaron a caer algunas gotas.

Cada entrada a boxes era un drama para el asturiano. Tan pronto cumplió con su primera parada que después tuvo un coche del que no se podía conseguir nada mientras los rivales se escapaban. En Renault habían dejado la puerta abierta a una estrategia con tres entradas, pero la lentitud del R28 lo desaconsejó.

Alonso andaba cuarto porque había perdido un puesto con Trulli. Kubica y Webber le pasaron cuando ya todos los de cabeza habían entrado por primera vez a los garajes. La carrera ya no pintaba bien para el asturiano, que no podía hacer otra cosa que mantenerse sobre la pista y esperar a quemar gasolina para intentar recortar distancias con el polaco. Un trompo de Webber en plena recta de meta dio un respiro a Alonso. Ponía parches a base de casta a una actuación que le devolvía al anonimato de la zona intermedia. Pero en la segunda para el australiano volvió a pasarle, igual que Kovalainen.

Esta vez no hubo riesgos, ni maniobras en busca de la gloria y se quedó con un punto. Pudieron ser dos, pero en el último momento Nelsinho Piquet vivió su momento de gloria. Alonso se pasó de frenada al ir a doblar a un Force India que no se dio cuenta de la maniobra y el brasileño se le coló por dentro.

Hasta los detalles abandonaron a Alonso, como la mala suerte en la salida. El ordenador de Renault preparó un sistema que ya en el pit lane comprobaron que no iba a funcionar. Salió como pudo pero patinó más de la cuenta, y Trulli adelantó al asturiano, lo mismo que Kubica. Alonso se revolvió con coraje y trató de recuperar la posición. Recuperó el sitio ante el polaco cuando los coches buscan su espacio entre el pelotón y se lanzó a por Trulli. El italiano resistió el tímido ataque y tomó los metros necesarios para vivir tranquilo. Alonso era historia en la carrera para el italiano, que cogió su primer podio desde 2005. Por segunda vez, el Renault no estaba en un cajón al que habían faltado los elegidos. En Canadá el invitado fue Coulthard y ayer, su compañero en 2004.

Cuando Hamilton se le vino encima, Alonso apenas opuso resistencia porque el inglés debía entrar al repostaje. Su ex compañero vivió un suplicio. Salió muy atrás por el castigo que se traía de Canadá y después le castigaron con una pasada por la calle de los garajes después de saltarse la chicane al adelantar a Vettel.