ESPAÑA: Casillas; Ramos, Puyol, Marchena, Capdevila; Senna, Iniesta (Cazorla, min. 59), Xavi (Cesc, min. 60), Silva; Villa y Torres (Güiza, min. 85).

ITALIA: Buffon; Zambrotta, Panucci, Chiellini, Grosso; Aquilani Del Piero, min. 108), De Rossi, Ambrosini, Perrotta (Camoranesi, min. 58); Cassano (Di Natale, min. 75) y Toni.

TANDA DE PENALTIS

1-0 Villa; 1-1 Grosso; 2-1 Cazorla; 2-1 De Rossi, detiene Casillas; 3-1 Senna; 3-2 Camoranesi; 3-2 Güiza, detiene Buffon; 3-2 Di Natale, detiene Casillas; 4-2 Cesc Fábregas.

ÁRBITRO

Herbert Fandel (GER).

INCIDENCIAS

Último partido de los cuartos de final de la Eurocopa, disputado en el estadio Ernst Happel de Viena. Casi lleno (51.178 espectadores), con mayor presencia de italianos en la grada. Asistieron al partido los reyes de España, Juan Carlos y Sofía y el presidente de Austria, Heinz Fischer, así como el presidente de la UEFA, Michel Platini.

Jenaro Lorente / viena

España dio un vuelco a la historia, que le había dado la espalda desde hace décadas, al lograr, con sangre, sudor y lágrimas, el pase a las semifinales de la Eurocopa, por primera vez desde que lo hiciera en 1984 en Francia.

Y lo hizo en la suerte de los penaltis, la misma que les volvió la cara en Corea 2002, Inglaterra´96 y México´86. Casillas, que paró dos de los lanzamientos desde los once metros, fue uno de los héroes. El otro, Cesc Fábregas, que anotó el disparo decisivo y dio a La Roja el billete a la penúltima ronda.

Comenzó España con demasiado respeto al rival, a su condición de campeón del mundo, aunque, como era de prever, tenían la posesión del balón.

El problema es que era una propiedad infructuosa, insulsa, como los gusta a la azzurra. Los hombres de Donadoni no querían la bola. Lo tenían muy claro.

Italia estaba cómoda. A los transalpinos no les interesa jugar bien. Son resultadistas al máximo. Esperan y desgastan al contrario con paciencia y regularidad. Y lo estaban logrando. España no se soltaba, estaba agarrotada, con el toque estéril e improductivo. Realizó Silva, no obstante, el primer tiro a puerta de los españoles, pero Buffon respondió.

Poco después, Massimo Ambrosini pudo haber cometido penalti sobre David Villa, pero el germano Fandel no lo señaló y encendió a la grada rojigualda.

Fueron los dos primeros avisos de La Roja, que andaba todavía dormida e impresionada por el currículo del rival, quien tenía en el ex madridista Antonio Cassano a su mejor futbolista.

Tardó España en despertar, pero lo fue consiguiendo a cuentagotas en el último tercio del período. Fue cuando se produjeron los disparos de Villa y de Silva, que atajó el cancerbero del Juventus, y una bonita jugada del propio Silva por la banda derecha que terminó en falta no señalada.

España se fue al descanso con síntomas de mejoría e Italia como deseaba, con el empate cero y tirando de oficio.

Y se confirmaron los síntomas en la segunda parte, en la que España llegó más, con más soltura. Contribuyeron a ello los cambios de Aragonés, que dio entrada a Cazorla y Cesc por un apagado Iniesta y Xavi.

El partido se acercaba al final como había comenzado. Con una tensión absoluta. Fue la emoción la que encubrió la falta de calidad.

Y apareció Senna, que llevaba un partido magnífico, para enseñar su disparo. Lo hizo dos veces y asustó a Buffon, quien vio como se le escapaba la bola en el segundo para pegar en el palo.

El partido era totalmente de España. Italia, que había quitado del terreno de juego a Cassano, su mejor hombre, sólo defendía en busca de un milagro que pudo llegar por medio de Luca Toni si Grosso no le quita un balón cuando se disponía a ejecutar a Casillas.

Se afrontó la prórroga con el mismo estado de nervios y el mismo decorado sobre el césped, en el que ya estaba Güiza en lugar de Torres.

La escasez de fuerzas hizo, si embargo que hubiese ocasiones en las dos porterías. En los lanzamientos Cesc hizo feliz a España y colocó a Luis Aragonés como su mejor seleccionador al lograr lo que nadie hace mucho tiempo. Es, con 37, el que más duelos ha ganado con La Roja. Y el camino sigue.