El proyecto financiero previsto por el consejo de administración del Celta para rebajar la deuda de 84 millones a 17 en cinco años contempla, además de la inyección de liquidez (15 millones que aportará el equipo de Carlos Mouriño) y de la rebaja de la deuda de los acreedores (Caixanova, jugadores, Hacienda y proveedores..), un reajuste contable mediante el que el club salga de la causa de disolución al que le abocan los fondos propios negativos. Es cuando entra en acción la que se ha denominado en este proceso de negociación previo la "tercera pata": la del Concello, considerada "vital" por el consejo céltico junto a la decisión de Caixanova.

La ampliación de la concesión de Balaídos por 20 años permitirá al Celta poner en marcha la fórmula de activar el estadio como un bien contable, sin menoscabo de que el propietario a todos los efectos siga siendo el Concello, para incrementar esos fondos propios y salir así de causa de disolución. La previsión, en el proyecto que manejan los asesores jurídicos y económicos del consejo de administración y que será expuesto a la vigilancia de los auditores de la administración concursal, es una valoración cercana a los 30 millones de euros, lo que contribuiría, según el plan manejado en Plaza de España, a rebajar en esa cantidad la deuda real de 84 millones de euros, lo que unido a la reducción proveniente del convenio de acreedores que determinaría el proceso concursal, además de la inyección de liquidez de 15 millones de euros, facilitaría al Celta manejarse en una deuda, en cinco años, que rondaría los 18 millones de euros y que ha sido calificada como "adecuada" por los actuales gestores para hacer viable económicamente el club.

Dudas nacionalistas

El apoyo del Concello a este plan es evidente, según las declaraciones realizadas por el alcalde, Abel Caballero. Aunque ayer, el teniente de alcalde, Santiago Domínguez, puso en duda este apoyo en unas declaraciones públicas en las que aseguraba que "o Concello no pode responsabilizarse dunha mala xestión económica e deportiva (...) Podemos axudar, pero con contrapartidas. Non hai que dar 20 anos así como así. Non podemos deixarnos levar polo populismo..."

Sin embargo, el alcalde Abel Caballero había dejado claro que en el convenio, aún por firmar, se recoge con precisión que el Concello exigirá que esa ampliación de la concesión sobre el estadio quede supeditada a condiciones claras mediante las cuales Carlos Mouriño garantice que el Celta no perderá sus señas de identidad y su identificación con la ciudad, y a que se invierta en capital social como garantía de compromiso, de ahí los 15 millones de inyección económica que realizará el consejo. Asimismo, en la negociación se prevé que el Ayuntamiento cuente con la prerrogativa de romper ese acuerdo cuando considere que se ha deteriorado cualquiera de los compromisos bajo los que se haya firmado. En este sentido, desde que comenzó la operación a tres bandas, desde la Alcaldía se dejó claro que cualquier acuerdo debía pasar por otra alianza inequívoca entre el club y Caixanova.