SALAMANCA: Pagola; Gañán, Pelegrín, Catalá, Botelho (Acuña, m.86); Bustos, Álvaro, Isaac (Tomás, m.78), Quique Martín; Toti (David Rodríguez, m.69) y Dañobeitia.

CELTA: Esteban; Lucas, Lequi, Agus, Noel Alonso; Vitolo, Michu, Nuñez, Iago Aspas (Aicart, m.61); Guayre (Sales, m.52) y Jesús Perera (Okkas, m.76).

GOLES

1-0. Minuto 47: Gran jugada de Botelho que cede a Dañobeitia quien ante Esteban cruza con la pierna izquierda. 2-0. Minuto 57, fallo clamoroso de George Lucas que deja solo a Toti, quien supera por bajo a Esteban; 3-0. Minuto 74, Pelegrin, de cabeza a la salida de un córner. 3-1. Minuto 80, jugada embarullada que acaba con gol de rebote de Sales.

ÁRBITRO

Ceballos Silva, del comité extremeño, auxiliado en las bandas por Rastrollo Sanabria y Estévez Salgado.

INCIDENCIAS

Partido correspondiente a la jornada número 41 disputado en el estadio de El Helmántico ante 6.329 espectadores. Terreno de juego en perfectas condiciones. Tarde agradable.

Juan Carlos Álvarez

ENVIADO ESPECIAL A salamanca

El circo en el que se ha convertido el final de temporada del Celta hizo ayer parada en Salamanca. Ofreció su función y se marchó de vuelta a Vigo. Los de Menéndez, en una segunda parte infame en la que recibieron tres goles, encajaron una derrota que pudo haber sido de escándalo si no llega a mediar Esteban que dejó cuatro grandes paradas, entre ellas un penalti lanzado por Quique Martín. El desastre fue absoluto y puso de manifiesto que en la plantilla queda muy poca profesionalidad como para terminar el año con un mínimo de dignidad. Al Salamanca le bastó con un mínimo de intensidad en el segundo tiempo para pisotear a un Celta de verdadero chiste.

Poco podía imaginar la gente sobre el desenlace de un partido que arrancó al ritmo de siesta veraniega. A nadie le extrañó porque el Celta y el Salamanca ahora mismo están para hablar de economía, pero no para jugar al fútbol. Uno porque está amenazado por la Ley Concursal y el otro porque estudia vender su plaza en Segunda. En esa situación mejor hubiera sido que organizasen una mesa redonda sobre economía y no torturasen al público en el primer tiempo con un simulacro de partido jugado al trote y sin intensidad alguna. Los encuentros de pretemporada son batallas de leyenda comparados con lo visto en El Helmántico antes del descanso. Sólo los futbolistas que aún tienen alguna cuenta pendiente consigo mismos o con la temporada se esforzaron por poner un mínimo de empeño.

Uno de los pocos aspectos a los que cabría agarrarse era a la presencia en el equipo de Menéndez de Iago Aspas, que tomaba la alternativa. Y el chaval, cuando se quitó de encima los miedos del estreno, fue de lo poco aprovechable de un adormilado conjunto vigués. Los célticos se presentaron en el campo dejando claro que el partido era un estorbo para ellos y eso le pudo costar muy caro porque el Salamanca le puso una velocidad más al juego y en la primera media hora, sobre todo por la banda de Noel, llegaron media docena de veces con peligro al área de Esteban. Sólo el hecho de jugar sin un delantero centro claro les impidió adelantarse en el marcador porque la defensa del Celta dejó claro que su intención no era la de ofrecer mucha resistencia. Cuando el Salamanca echó el freno a la media hora el partido cayó en un sopor difícil de aguantar. Lo aprovechó el Celta para asomar el hocico un par de veces en el área rival y para que Iago Aspas dejase algún detalle interesante, sobre todo en aquel disparo espectacular desde 25 metros que obligó a Pagola a hacer su única parada del primer tiempo. Del resto de jugadores apenas había noticias: el esfuerzo de Perera, el naufragio de Guayre -titular ayer-, el desacierto de Núñez, la poca producción de los medioscentro; la displicencia de los defensas... vamos, lo de siempre.

Lo del segundo tiempo ya no tiene nombre. Es difícil describir el ataque de indolencia que le dio al equipo vigués. Está bien eso de no tener alicientes, pero se supone que uno debe mantener la dignidad. Pues ni eso. El Salamanca atropelló al conjunto céltico que parecían una colección de extras contratados para entretener al público charro. Dañobeitia abrió el marcador en una jugada en la que el Celta se volatilizó para permitir una carrera antológica de Botelho; y Toti marcó el segundo en una acción que puso en evidencia las carencias de George Lucas, que regaló una pelota de forma incomprensible. A partir de ese momento el Celta, en el que desapareció Iago Aspas para dar entrada a Aicart, se puso un paraguas para tratar de frenar lo que se le venía encima porque la goleada la vio venir todo el mundo: los aficionados vigueses que parecían no querer ver lo que se le venía encima y los salmantinos que festejaban con "olés" cada ataque de los suyos. La cosa pudo ser peor porque Esteban detuvo un penalti -el tercero casi consecutivo- lanzado por Quique Martín y un par de minutos después sacó de la escuadra un espectacular lanzamiento de falta del mismo jugador. Pero el ridículo del Celta aún tuvo tiempo de hacerse más grande. En un saque de esquina defendido con la mirada Pelegrin marcó el tercero, Sales anotó de rebote antes de autoexpulsarse para confirmar el chiste en el que se ha convertido este equipo. La próxima función del circo y última por esta temporada, en Balaídos ante el desesperado Alavés.