La tercera etapa de la Volta a Galicia tuvo de nuevo como protagonista al líder de la prueba, Óscar García Casarrubios. El corredor del Super Froiz cruzó en quinta posición la línea de meta celebrando, con los brazos en alto, la victoria en Moaña de su compañero de equipo Ángel Vallejo y el refuerzo que suponía para su maillot amarillo la solvencia demostrada por él durante los últimos kilómetros de la etapa. El intenso calor acompañó a los noventa y tres ciclistas que continuaban en carrera desde el primer kilómetro en Ourense. Tras una salida muy movida, hubo que esperar una quincena de kilómetros para ver los primeros movimientos serios en carrera. Ninguno de ellos acaba de cuajar ni de conseguir solidez como para inquietar a un pelotón controlado por el equipo del líder. Ni la lucha por las metas volantes en Ribadavia y Redondela, ni el primer puerto de montaña, el de Fontefría, marcaron ningún tipo de diferencia en la etapa. El que sí lo hizo fue el alto que muchos tenían marcado como decisivo al inicio de la jornada. Las rampas que conducen al pontevedrés Lago de Castiñeiras dieron al traste con la última de las intentonas del día y marcaron el nivel de fuerzas de los favoritos de la Volta. Entre ellos volvía a estar, por tercera jornada consecutiva, Óscar García Casarrubios.

El manchego, acompañado del ruso Puzanov (Spol Caixanova), Camut (Johan Bruyneel C.T.), Argiró (Cymasa) y Vallejo (Froiz), se marchó hacia Castiñeiras para no volver a tener que controlar más la carrera desde el pelotón.