El Celta, Caixanova y Concello de Vigo negocian a contrarreloj una salida a la crisis económica que afecta al club y que amenaza su futuro. La entidad financiera ya tiene encima de la mesa el plan de viabilidad que el equipo del presidente, Carlos Mouriño, ha estado elaborando desde hace meses. Con ese plan, el club se da tres años para "sacar el barco de las piedras".

Mouriño está dispuesto a poner de su bolsillo 15 millones de euros en un año para garantizar el proyecto, siempre y cuando cuente con la colaboración de ambas instituciones.

El plan de viabilidad pasa por acogerse, como primera opción, a la ley concursal, pero el club no descarta otras salidas en función de las conversaciones abiertas con Concello y Caixanova. La pretensión pasa por reestructurar el pasivo y "sentar las bases para la reconstrucción de un equipo fuerte en lo deportivo y viable económicamente, con unas bases jurídicas y financieras adecuadas a la actual situación". En definitiva, reajustar la deuda para sanear las cuentas y "tomar oxígeno" para un nuevo proyecto.

Refinanciación

De acogerse a esta norma, que sustituye a la anterior ley de suspensión de pagos, el club pasaría a estar fiscalizado por un juez a través de una administración concursal, que velaría por la gestión de la entidad mientras dure el proceso.

El Celta ve en la administración concursal la "tabla de salvación" para rebajar la deuda reconocida de 84 millones de euros de forma drástica. De decidirse este proceso, al que se recurriría de manera voluntaria y de acuerdo con las dos instituciones, Mouriño seguiría teniendo las riendas del club.

La ley concursal permitió a la Unión Deportiva Las Palmas sanear una deuda de 62 millones de euros hasta reducirla a 20. La Real Sociedad estudió en su día acogerse a esta norma, que también se ha aplicado en los casos del Sporting, cuando contaba con una deuda de 50,7 y del Málaga, que debía 27. Estos dos equipos están ahora a un paso del ascenso a Primera.

La cúpula de Caixanova todavía no ha comunicado su decisión final, porque todavía no la ha adoptado. El plan, elaborado por el consejero del Celta Ángel Piñeiro -responsable del buffete de J&A Garrigues, en Vigo- está siendo sometido a un exhaustivo análisis por parte del equipo de dirección de la caja viguesa.

El Concello estaría dispuesto en principio a colaborar si hay un acuerdo entre todas las partes, aunque con condiciones. Así, aceptaría ampliar en 20 años la concesión de Balaídos al equipo de Carlos Mouriño bajo el compromiso inexcusable de que el club nunca podrá perder el viguismo como seña de identidad ni perder su nombre ante la hipotética llegada de otro comprador o el desembarco de un patrocinador que plantease otra denominación. En las cláusulas de ese convenio, se trataría de vincular la concesión del estadio con el actual propietario del club para preservar cualquier operación que vulnerase las bases del acuerdo firmado.

El Celta tiene también asegurado el apoyo de su principal patrocinador, Citroën, con el que le une en estos momentos una excelente relación. De hecho, el actual director de la factoría automovilística, Pierre Ianni, ya asistió a un reciente consejo de administración en el que se le explicaron los planes en marcha y la situación de la entidad.