El ascenso estaba en esas piernolas a lo Munitis que posee Okkas. La dirección deportiva lo contrató como el delantero de referencia en el proyecto, un papel que a base de lesiones, convocatorias internacionales y dificultades familiares ha acabado cediendo a Perera y Diego Costa.

La actuación del chipriota ante el Hércules conduce al celtismo a otro de esos relatos hipotéticos que tanto duelen cuando se examina el desarrollo de la temporada. "¿Y si Ioannis Okkas hubiera tenido continuidad?". Ya nunca se sabrá ni conviene pensarlo demasiado.

Potencia - La potencia de Okkas es inversamente proporcional a la talla de sus extremidades inferiores. Okkas se impulsa como un géiser y gana muchas batallas aéreas a las que en apariencia no debería ni acudir. Aunque su marca goleadora se ancló hace mucho, lleva un par de goles de testarazo, acción en la que exhibe también una gran capacidad de lectura y anticipación al defensa. Eso le permitió ayer cazar el saque botado por Jorge antes que los defensores y ya había advertido de sus intenciones en una jugada a balón parado anterior.

Instinto - Okkas posee mayor velocidad, talento y físico que Perera. Pero no tiene el instinto del pacense dentro del área. "Es un gran delantero, pero sin demasiado gol", advirtieron en Grecia cuando se le fichó. Pese a esa carencia, irrumpió varias veces en el área del Hércules, atrayendo la atención de los centrales. Le faltó quizá algo de acompañamiento.

Recta final - Okkas ha tenido problemas de adaptación. Si no él, su familia, que ya ha vuelto a Chipre. En estas últimas semanas no parecía demasiado implicado en la vida del equipo y desde luego el papel de revulsivo no se le acomoda. Antonio López apuesta por recuperarlo para los últimos capítulos. Veremos si el cuerpo le aguanta.