CELTA DE VIGO 1 - 0 HÉRCULES DE ALICANTE

CELTA DE VIGO

Esteban; Agus, Rubén, Peña (George Lucas, m.82), Roberto Lago; Núñez, Rosada, Michu, Jorge (Canobbio, m.67); Diego Costa y Okkas (Vitolo, m.60).

HÉRCULES DE ALICANTE

Unai Alba; Juanma, Jaume, Sergio, Graff; Farinós, De los Santos (Rubén Navarro, m.58); Ismael (Bechan, m.72) Monteagudo, Sendoa (Albacar, m.82); y Ión Velez.

Goles

1-0 Minuto 12. Okkas cabecea una falta lanzada por Jorge Larena desde la banda izquierda.

Árbitro

Pérez Montero. - Colegio andaluz. Auxiliado en las bandas por Prieto Cruz y por Hernández Labella.

Incidencias

Partido correspondiente a la jornada 34 de Segunda División disputado en Balaídos ante 4.896 espectadores según datos ofrecidos por el club. La peor entrada que se recuerda en Vigo en un partido de Liga. Terreno de juego muy rápido por la constante lluvia que cayó durante buena parte del encuentro.

Juan Carlos Álvarez / vigo

Balaídos volvió a sonreír después de más de dos meses sin ver ganar al Celta. Fue el pequeño consuelo que los aficionados recibieron tras asistir a un espectáculo deplorable que volvió a poner de manifiesto la indigencia del equipo vigués y de la Segunda División española por la que pululan conjuntos como este Hércules que luce un juego y un ritmo propios de categorías mucho más pequeñas que ésta. Los de Antonio López, que no tenían rival enfrente, ganaron por inercia gracias a un gol madrugador de Okkas un partido que tuvo la misma intensidad que cualquier entrenamiento semanal en A Madroa. Ni en la pretemporada se juega con menos ambición y velocidad que ayer.

La tarde para el Celta fue mucho más plácida de lo que cabría esperar porque el Hércules tuvo el detalle de salir al campo veinte minutos tarde y en ese tiempo Okkas ya había acertado con la portería contraria tras un gran centro de Jorge que una vez más se confirmó como el origen de buena parte de los goles marcados por su equipo. El chipriota -una de las grandes novedades del equipo vigués tras su ausencia en las últimas semanas- recuperó su astucia dentro del área para poner a los de Antonio López por delante aunque tuvo a su favor el absentismo laboral de la defensa alicantina. De hecho, el Hércules no existió durante casi toda la primera parte, lo que convirtió el partido en un monólogo insulso del Celta que tuvo un par de ocasiones (a través de Núñez y Okkas), pero que dejó la misma sensación de no tener nada a lo que agarrarse, de que el fútbol le ha abandonado definitivamente y que esta tamporada no regresará. Mucho dominio, pero ni precisión, ni profundidad, ni estilo. El medio del campo -Michu estuvo muy discreto- aportó trabajo, pero poco más. El Hércules amagó en el tramo final con plantear algo de batalla e incluso se atrevieron a saludar personalmente a Esteban al que durante treinta minutos no habían tenido el detalle de enviarle un balón. No es de extrañar si tenemos en cuenta que dinosaurios del fútbol como De los Santos han encontrado cobijo en las filas de este equipo. Juegan andando y hoy por hoy es imposible ganar a nadie de ese modo.

La segunda parte no mejoró demasiado el aspecto del partido, aunque al menos hubo un poco más de presencia en las áreas gracias a que el cansancio fue permitiendo la aparición de espacios. El Celta contragolpeó de forma incesante, pero siempre le falló el remate o la suerte porque los de Antonio López estuvieron un par de veces cerca del gol sobre todo en los impresionantes remates de Diego Costa y de Núñez al poste de la portería defendida por Unai. El partido estaba en manos del Celta de forma descarada pese a lo raquítico de su juego, por eso resultó chocante la reacción de Antonio López cuando Okkas le pidió el cambio a falta de media hora para el final. Con el partido en su mano, ante un rival decidido a llevarse a casa el 1-0 sin levantar la voz, sacó al campo a otro pivote, Vitolo, lo que provocó la indignación de un público que ya no tiene paciencia para esta clase de decisiones imposibles de entender y que deja clara la tristeza, la pobreza en la que se ha instalado este equipo. López lo argumenta asegurando que no tenía delanteros calentando. Pues eso es un error suyo. Y tampoco hubiera pasado nada por estar un ratito con diez porque enfrente no había nada. Lo que sucede es que le dio un ataque de pánico y quiso proteger la victoria mínima. Y pudo irse todo por el desagüe porque a fuerza de fallar ocasiones, sucedió que el Hércules, a tres minutos del final, tuvo la ocasión que siempre concede el Celta para llevarse un punto, pero el remate de Ion Velez se estrelló con violencia en el larguero de la portería defendida por Esteban. Al final los vigueses se llevan el triunfo en casa dos meses después y hoy, aunque sea de forma tímida, estarán pendientes de la radio. Por si acaso.