El Celta recibe hoy en Balaídos al Hércules (18:30 horas, A Galega) con la intención de brindarle una alegría a una afición que lleva dos meses sin disfrutar de un triunfo. El último se remonta al 16 de febrero ante el Polideportivo Ejido, que viajaba a Vigo como último de la fila. El rival de esta tarde es lo más parecido que se puede encontrar a los celestes en la división de plata: construyó un proyecto para ganar una plaza en Primera y a falta de nueve jornadas para el cierre del campeonato ya sólo piensa en concluirlo de la forma más digna posible y preparar el siguiente. Se trata, pues, de dos fracasados en tierra de nadie y sin un rumbo fijo, ya que están en disposición de dirigirse tanto al norte como al sur. Ello se debe a los 44 puntos que han sumado en treinta y tres jornadas de Liga, con los que se han situado tan lejos de los escalones del podio como del pozo del descenso.

A los célticos, una victoria les valdrá para mantener una semana más el complaciente y repetitivo discurso de que "mientras hay vida hay esperanza, y que hasta que matemáticamente haya opciones no ha de perderse la ilusión". Pero ésta hace tiempo que desapareció del entorno del equipo, comenzando por su presidente. Solamente la mantienen viva en el vestuario, pero más bien por obligación que por convicción. La prueba es que la situación deportiva ha ido empeorando paulatinamente desde que arrancó la segunda vuelta del campeonato. Ni con el tercer recambio en el banquillo han mejorado las cosas. Antonio López, de hecho, no ha podido salir triunfante todavía de Balaídos. En las cinco ocasiones que ha dirigido a la plantilla, en una ha ganado (Numancia), en dos ha empatado (Sporting y Real Sociedad) y en otras tantas ha perdido (Albacete y Racing de Ferrol).

En el cuarto intento de satisfacer a la afición, el entrenador cordobés apuesta por el mismo bloque de jugadores, con las novedades de Peña y Núñez. Con respecto a la visita de la Real Sociedad, Lequi estará ausente por lesión pero la retaguardia se verá reforzada con un Juanma Peña ha llegado muy justo a la convocatoria debido a problemas musculares. El boliviano será suplente porque la pareja de centrales la formarán Rubén y Agus, acompañados en los costados por Lucas y Roberto. En el doble pivote continuarán Rosada y Michu, con Núñez y Jorge por las bandas. Perera y Diego Costa repetirán en la delantera.

El Celta reservará para el banquillo artillería pesada. Canobbio y Guayre esperan contar con minutos para olvidar su larga ausencia del equipo por lesión, y Okkas confía en poder aportar goles en unos momentos tan delicados para el futuro del club. Una derrota supondría acabar definitivamente con las mínimas opciones que le quedan al cuadro celeste para engancharse al tren que conduce a Primera.

Lo mismo le ocurre a su rival de hoy. El Hércules llega a Balaídos con similares sensaciones que el adversario de hoy, que en la primera vuelta le dejó traspuesto en el Rico Pérez con un tanto de Perera. El equipo que entrena Andoni Goikoetxea tampoco ha sabido desplegar el poderío que se le suponía tras el esfuerzo inversor de la directiva. Jugadores contrastados como Farinós o De los Santos, que hoy dirigirán a los alicantinos desde el centro del campo, no han ofrecido el rendimiento esperado por una afición que un año más se queda desencantada y sin posibilidades de disfrutar de la liga de las estrellas.

Como ocurre en Vigo, la directiva herculina ya ha comenzado a planificar la próxima temporada. Para conducir ese nuevo proyecto, Goikoetxea parece contar con pocas opciones, y en Alicante ya comienzan a circular nombres de posibles sustitutos.

El club incluso ha decidido ahorrar gastos y envió al equipo en autobús, en un viaje que concluirá después de 26 horas de rodaje por las carreteras de media península Ibérica. Esta es una prueba de que en Alicante se han frustrado las ambiciones, como en Vigo. Y en esas circunstancias, juegan hoy el Celta y el Hércules.