El Celta es undécimo en la tabla de Segunda División con un balance difícil de que se repita ahora mismo en otra competición europea: suma el mismo número de partidos ganados, empatados y perdidos -once-, después de disputarse treinta y tres jornadas de Liga. Vamos, que expresa lo que en medicina se denominaría electroencefalograma plano, pues en unas pruebas para conocer su actividad cerebral saldría reflejada una infinita línea recta. La única esperanza de vida que atisbarían los especialistas quedaría restringida a su capacidad de encajar o producir goles. Ahí, la cuadrícula del encefalograma ofrecería una leve variación, un pequeño salto en el plano, pues recogería que posee más tantos a favor que en contra (41 frente a 38).

Caso único

Los especialistas, no obstante, destacarían las escasas esperanzas de vida de un equipo que no sabe si centrarse en luchar por el ascenso o por la permanencia cuando le restan nueve jornadas para concluir la temporada. Situado en mitad de la tabla, el Celta es el claro ejemplo del tópico que se utiliza para expresar la indefinición de un gallego: situado medio de la escalera, no se sabe si sube o baja. Y esta circunstancia le convierte en un caso único en estos momentos.

Repasando las clasificaciones de fútbol, ningún otro equipo europeo ofrece unos resultados tan neutros. Por proximidad, el que más se le asemeja es el Athletic de Bilbao. Con un partido menos que los célticos, los rojiblancos cuentan con un empate menos. La próxima jornada, que se enfrentan en San Mamés al Valencia, podrían convertirse en el segundo caso de encefalograma plano del fútbol español. La diferencia es que al conjunto bilbaíno estos resultados le permiten alejarse del descenso, con el que lleva varios años flirteando.

Afición

El Celta, en cambio, se ha instalado en la mitad de la tabla de Segunda tras merodear por la zona alta durante buena parte de una temporada que se planteó de transitoria antes de regresar a la máxima categoría.

Las desilusiones por ensamblarse al tren de Primera han sido constantes desde que arrancó la Liga. Y de ello ha sido consciente una afición que no había tenido tiempo de digerir los sinsabores del año anterior, que comenzó con el equipo clasificado para la Copa de la UEFA y finalizó con el descenso a Segunda División.

El segundo proyecto de Carlos Mouriño continúa ofreciendo los mismos problemas para vencer en Balaídos. Por eso, el desencanto de la afición le lleva a expresarse con desidia, contaminada por un espectáculo mediocre que se resume en 5 victorias de los 16 partidos disputados en Balaídos.

Distancias cortas

La escuadra viguesa tiene la virtud de mejorar en las distancias cortas. Cuando se desmenuzan sus resultados presenta un mayor estado de bienestar que el mostrado por sus constantes vitales a través del electroencefalograma. Con las once victorias obtenidas se situaría en la octava posición de Segunda, lo que supondría adelantar tres puestos. Esta situación se repetiría al revisar los partidos empatados, ya que sólo ocho rivales suman más de once resultados que concluyeron en tablas. En cuanto a derrotas, sin embargo, se situaría en el mismo puesto que ocupa en la clasificación general, el undécimo, desde el que tiene que definir la estrategia a seguir de aquí a que concluya la competición a mediados de junio.

Elemento poliédrico

En el club, de hecho, existen voces discordantes sobre el papel que ha de jugar el equipo hasta el final de la Liga. La corriente que lidera el presidente Mouriño apuesta por dar por perdido el año y comenzar cuanto antes la planificación del siguiente. Otros, entre los que se encuentran jugadores como Vitolo, no se cansan de proclamar que todavía existen opciones de engancharse a la pelea por el ascenso.

En geometría se define poliedro al sólido limitado por superficies planas. Y como se puede comprobar, el Celta ofrece diversas caras, en un abanico que comprende desde los pesimistas recalcitrantes hasta los optimistas impertérritos.

En medio de todo ello, los entrenadores de los equipos rivales no se cansan de vitorear a la plantilla céltica como la de más calidad de Segunda. El equipo, por el contrario, se empeña en lograr números que para sí quisieran las compañías de servicios. Con el 11.11.11 como número de teléfono, tendría mucho ganado. Al Celta, sin embargo, sólo le da para presentar un balance de encefalograma plano.