Es el gran día de Giovanella o al menos una de las oportunidades que el destino le depara de despedirse de sus vecinos y seguidores durante los últimos nueve años. El Coruxo, donde milita, y el Celta, donde jugó durante siete temporadas, se enfrentan a partido único en la primera eliminatoria de la Copa Galicia. El brasileño regresa a su país en julio. La Federación de Peñas del Celta estudia algún acto de reconocimiento y hay otras iniciativas en marcha. Pero hoy (20.30 horas), en O Vao, Giovanella iniciará ese doloroso proceso de desprendimiento de una parte de su existencia.

Su actual entrenador y compañero de trabajo en el Celta durante tanto tiempo, Javier Maté, también se enfrenta por primera vez a los celestes pero cede el protagonismo al futbolista: "Yo no tengo esa sensación, quizá porque el partido no es en Balaídos. Pero entiendo que para Giovanella será un partido especial. Se va a ir y es un chico muy apreciado allí por donde pasa, aunque sea una cafetería. Es una persona entrañable".

Maté no anticipa cómo piensa gestionar la participación del brasileño, aunque insinúa: "A veces no cuesta tener cierta complicidad y un gesto humano. Son cosas que no se deben planificar, pero que valoro, quizá porque yo estuve huérfano de estos detalles".

El presidente del Coruxo, Gustavo Falque, acepta que "Giovanella se va a medir por primera vez a su club, porque su club, el que lleva en el corazón, el alma y el pensamiento, es el Celta. Siempre será su casa".

En estos meses Gustavo Falque ha disfrutado de la calidad humana de Giovanella, "que es incluso superior a su capacidad física y técnica. Se brinda para todo. Va por delante de lo que le puedas pedir". Agradece especialmente "la lección que le ha dado a los chavales" de su plantilla, a los que ha transmitido "una forma de comportarse en la vida".