No será un coche para ganar carreras, pero en Renault esperan que el salto llegue en Barcelona. La Fórmula 1 se detiene hasta el Gran Premio de España (27 de abril) y la carrera contra el reloj empieza nada más salir de Bahrein. Las primeras novedades se probarán en el R28 durante los test del 15, 16 y 17 de abril en Montmeló. Banco de pruebas y vuelta a Enstone, para afinar las mejoras que Fernando Alonso estrenará en la cuarta cita del campeonato. Que nadie espere milagros. Un coche que sufre para entrar en los puntos o que, como ayer, ni siquiera llega no puede ser de podio de la noche a la mañana. Pero el rendimiento debería mejorar.

El R28 se fue de Bahrein herido como un toro. Un monoplaza con problemas de adherencia y cuyos frenos nunca fueron el punto fuerte sufre en un trazado como el de Sakhir. Alonso se arregló como pudo en la carrera y bastante hizo con no perder ningún duelo mano a mano, aguantando al final el tímido acercamiento de Barrichello.

Ahora queda a la espera de que el trabajo en Enstone dé frutos. Ferrari, McLaren y BMW son inalcanzables. Corren en otra liga, con los alemanes intentando engancharse a la pelea por los premios. La diferencia se nota en las tandas de clasificación. En la Q2, cuando todos salen "pelados" de gasolina, le endosan un segundo al coche del asturiano. Una distancia sideral. El objetivo ahora es alcanzar a los Williams y a los Toyota, algo impensable cuando se consumó el fichaje por Renault, pero una realidad innegable. En el nuevo paquete de mejoras gana peso, sobre todo, la aerodinámica, pero también el sistema de amortiguación y los frenos. Si todo funcionase a la perfección, Alonso podría ganar un par de puestos en la clasificación de un Gran Premio. Si ahora lucha por entrar en los puntos, después de Barcelona podrá aspirar a algo más. Pero seguirá necesitando un descalabro general para subir al podio, por mucho que Flavio Briatore, en un arrebato de optimismo, diga que al final del año estarán cerca de los puestos de honor.