Vitolo es un entusiasta incorregible, casi un fanático del optimismo. El centrocampista tinerfeño es el único de la plantilla que menciona en voz alta y casi a gritos lo que ya nadie pronuncia: "El ascenso es el único objetivo de este equipo. Quien diga que no está mintiendo. ¿Qué mentalidad puede tener el Celta? ¿Qué objetivo? ¿Mantenerse? El único posible es ascender. Aunque estemos a ocho o veinte puntos, este equipo tiene que lograrlo. Claro que está complicado. No voy a engañar a nadie, pero todavía podemos conseguirlo".

Como siempre en cuestiones de fe ("lo siento así", confiesa), uno cree y después busca argumentos racionales para sostener su certeza: "Somos un buen equipo, veo muchos puntos por delante y mucha irregularidad entre los que están arriba. Confiamos en que este equipo gane dos o tres partidos seguidos y nos metamos arriba".

El diminuto canario desprende más energía que un general en su arenga. Clama contra los derrotistas: "No entiendo este desánimo, que si hay que pensar en la próxima temporada. ¿Cómo se puede decir eso en este equipo? A veces hay una sensación de arrojar la toalla que no entiendo".

Entre los miles que asumen la dificultad del reto, a medio camino entre el realismo y el pesimismo, se encuentra el propio presidente. Pero ni Mouriño lo arredra: "El presidente tendrá su opinión, que es totalmente respetable. Claro que la gente puede estar desilusionada. Es normal. ¿O es que nosotros estamos contentos? El año ha ido mal. Pero de ahí a que este equipo no pueda alcanzar aún los puestos de ascenso... Se lo rebato a quien sea. El presidente es una persona que está desanimada. Puede estarlo. El equipo no ha respondido a sus expectativas. Pero a mí no me va a negar que todavía podemos ascender. Ni él ni nadie".

Y esto lo asegura un suplente inesperado, alguien a quien se le desmorona su apuesta por el Celta. "Mi situación es complicada pero soy un profesional. Fui el jugador más utilizado, he pasado a un segundo plano. Es el mundo del fútbol. Yo trabajo y de mí nunca va a tener nadie una queja".

Descarta que su condición de cedido influya: "No quiero pensar eso. He venido a un club serio, que respeta muchísimo a los futbolistas. Los cedidos lo estamos pasando igual de mal. Yo he bajado de Primera a Segunda para ascender. Y si me tengo que quedar el próximo año en Segunda me quedaré. Y si me dicen que me tengo que quedar aquí para siempre, lo haré tranquilamente. Estoy a gusto en Vigo".