El céltico Roberto Lago y el racinguista Jonathan Pereira, antes de enfrentarse en Balaídos o A Malata, lo hicieron en el "campo do Merlo" y la pista de Correos. Ahora juegan como trabajo y entonces por presumir como rey de la barriada. El Racing-Celta es, en su duelo particular, el derbi del Calvario, del que son hijos predilectos estos amigos vigueses.

"Los colegas que tenemos en común nos dicen: "Es increíble pensar que de pequeños jugásemos todos juntos y hoy seáis profesionales. Estamos orgullosos´. Y la verdad es que es muy complicado que a dos amigos les suceda algo parecido", comenta Jonathan Pereira.

El menudo delantero, cedido al Racing por el Villarreal, recuerda bien aquellas pachangas, en las que al perdedor se le castigaba con el desalojo. Infancia añorada que también Roberto Lago adora. "Una vez que has llegado, lo importante es saber de dónde vienes. Con Jonathan he compartido muchos partidillos de sábado tarde, como digo yo. Es un orgullo vivir este momento con él dentro del campo. Yo le deseo la mejor suerte. Siempre se lo digo".

Ambos son figuras reconocibles en el paisaje del Calvario, donde el bar de los padres de Jonathan, "El rincón de Mari", era lugar de reunión. "Supongo que la gente estará dividida aunque la mayoría querrá que gane Roberto porque juega en el Celta", acepta Jonathan, que visita con frecuencia a la familia. También Lago conserva relaciones y lugares, dicen sus conocidos. El éxito se le nota si acaso en la chapa del coche.

Querrían abrazarse e intercambiar anécdotas. No podrán cuando pite el árbitro. "Los dos equipos se juegan mucho", indica Jonathan. "Para mí dentro del campo no hay amigos. Después ya habrá tiempo para hablar de todo con él", completa Roberto.

El relato futbolístico les reserva además un papel central. El lateral avisa: "Jonathan es un jugador muy importante para ellos. Igual no aparece durante 90 minutos pero cuando lo hace desequilibra. Habrá que estar muy atento". Pereira respeta el poderío en la marca de Lago: "En Balaídos no me dejó tocar el balón y tuve que cambiar de banda. A lo mejor intento sorprenderle con algo, porque conoce mis jugadas típicas".

Juntos soñaron con dedicarse al fútbol y lo han conseguido. Pero también puede soñarse juntos en un mismo equipo. Pereira partió joven hacia Villarreal, donde confían en él pero a más largo plazo. "Tienen un equipazo y al entrar en Champions se reforzarán más", analiza el que era el "rata" por su habilidad para escurrirse de los otros niños e incluso driblaba a su hermano en un pasillo. El Celta, remiso el pasado verano, podría solicitar su cesión. Los dos amigos residirían así en la misma banda. "Ojalá". Y por ende el Calvario no debería dividir su corazón.