El Coruxo-Celta de la Copa Xunta, que se disputa el día 9, se ha convertido por azar en el homenaje a Giovanella, que este verano regresa a Brasil tras doce años de estancia en España, nueve de ellos en Vigo. "Será un partido especial", confiesa.

-Y a pocos meses de que regrese a su hogar.

-Es la posibilidad de despedirme de la afición del Celta como yo quería, jugando. Me hubiese gustado decir adiós como todos los futbolistas cuando se les viene el final de su carrera. No pudo ser, pero Dios me da ahora una segunda oportunidad. Quiero disfrutar de este momento.

-Puede que cuelgue las botas en un club brasileño.

-No hay nada concreto, pero sí conversaciones con equipos. Tengo un compromiso con el Coruxo y no quiero dejarlo en mitad del camino. Lo único seguro es que me voy a vivir a Brasil.

-También querrá retirarse vestido de corto en su país.

-Siempre lo dije. Si no es así, tampoco pasa nada. He sido muy feliz jugando al fútbol y he tenido muchas más alegrías que disgustos. Se lo agradezco a todos los que colaboraron en esto y sobre todo a la gente de Vigo y al Celta.

-¿De dónde se siente uno tras tantos años fuera de casa?

-Me siento un poco de todo. Nos cuesta mucho tomar esta decisión. Cuando crías amor hacia un sitio, es imposible olvidarlo. Siempre nos sentiremos españoles. Este país nos ha dado muchas cosas: aprender un idioma, tener a nuestros hijos aquí, sentirnos tratados como uno más... Eso vale más que el dinero.

-El cambio será profundo para sus hijos.

-Luca, que tiene 9 años, ya entiende las cosas y lo siente más. Los padres son los que mandan de momento. Procuraremos que sean felices. Si vemos que sufren, volveríamos. Dejo puertas abiertas aquí. Estoy moviendo con un amigo un negocio de paneles solares. Si tenemos que volver, sé que seré bien recibido. En todo caso vendremos por lo menos una vez al año. No quiero que mis hijos pierdan el vínculo con su país, que es España. Y quiero que conserven el contacto con sus amigos, igual que nosotros.

-Tenía perspectivas profesionales relacionada con el fútbol.

-Mucha gente me llama para participar en proyectos. El club del que salí, el Laijabense, pasa por un momento complicado y quieren que eche una mano. Lo estoy valorando. Te quita tiempo y pretendo dedicárselo a mi familia. Hay otros proyectos sociales bonitos. Me gusta ayudar a la gente con dificultades. Todo a su tiempo.

-Los jugadores pasan de la fama a la nada al retirarse. De usted, al menos, se acuerdan.

-Lo que uno se lleva de esta vida son los amigos. Uno debe quedarse con las cosas buenas que ha dejado. Todos pasamos por dificultades, pero siempre hay que andar con la cabeza erguida y ser honesto con uno mismo y con los demás. Con eso ya dejarás más puertas abiertas que cerradas por donde pases. En Vigo he vivido momentos grandiosos.

-¿Lo peor y mejor de su carrera?

-Mi carrera ha sido exitosa con el pero de la sanción por dopaje. Fue todo exagerado. Otros pasaron por cosas peores. Prefiero mil veces eso a que algún familiar enferme, que sí es algo que te consume. Lo pasé mal, pero me tocó. Por algo habrá sido. También he aprendido con eso. No guardo rencor hacia nadie. Cada uno conoce su conciencia y yo siempre he dormido tranquilo sabiendo de mi inocencia. Espero que los implicados en este proceso hayan podido.

-Usted siempre ayudó a sus compañeros de vestuario. ¿Le respondieron?

-Yo hacía eso por cariño. Los que vienen de fuera lo necesitan. Procuré retribuir lo que un día hicieron por mí. No tenía intención de pedir nada a cambio. Pero creo que todos respondieron, ya con el simple hecho de decir que confiaban en que estaba limpio. No considero que me hallan fallado por no llamarme o no estar todo el día conmigo. Mis amigos son mis amigos.

-Dijo cuando lo sancionaron que no había percibido dudas en la mirada de nadie. ¿Sigue siendo así?

-Por supuesto que habrá gente que habrá dudado. Es normal. No todos me conocen. Pero nunca lo he percibido en el que me ha mirado a los ojos. Eso me alegra. Ves que tu imagen es idónea, lo que yo quería en honor a mi familia, que me ayudó a llegar donde llegué.

-¿Qué tal está su situación financiera? Se gastó mucho dinero en el proceso legal.

-Es incluso un consejo para los jóvenes, si se me permite darlo: el dinero llega fácil en el fútbol. Pero hay que invertirlo bien porque la carrera es corta. Por suerte tuve un padre que me incentivó en este sentido. He invertido bastante en Brasil, donde tengo buena calidad de vida, y también aquí. Mis contratos no fueron millonarios, pero hice cosas que me dieron garantías. No tendré problemas a nivel financiero aunque no me sobre dinero. Me gasté bastante con el tema del dopaje y además estuve un tiempo sin poder ejercer mi profesión. Pero no me puedo quejar. Sería injusto. Planto semillas que germinarán en el futuro.

-¿No le preocupa la inseguridad que puede sufrir en Brasil?

-Nuestra zona es al sur, una ciudad muy tranquila de 80.000 habitantes cerca de Portoalegre, y Brasil está en un momento muy bueno. Se habla de la inseguridad, pero es más en Río y Sao Paulo. En Lageao soy uno más, conozco a todo el mundo.

-¿Qué recuperará en Brasil que añorase y que echará de menos?

-Recuperaré la comida de mi madre, que siempre es especial para un hijo, y convivir con la familia. Echaré de menos a mis amigos... Y el marisco. Ya vendré de vez en cuando para comer una mariscada.