Juan Carlos Álvarez / Vigo

Óscar Pereiro regresa a la competición. Después del "simulacro" de Mallorca -donde tuvo que correr por exigencias del patrocinador- su temporada comienza mañana en la Vuelta a Castilla León donde inicia el trabajo para alcanzar el mes de julio en condiciones de pelear de nuevo por el Tour de Francia, carrera que dentro de unos meses sabrá si ha ganado.

-Este año ha introducido pocos cambios en la preparación, pero sin embargo empieza casi un mes antes que el año pasado. ¿Por qué?

-He entrenado más que el año pasado, pero sé que ahora mismo no estoy bien. La Vuelta a Castilla León me va a decir lo que me falta para llegar a mi punto. No voy a disputar nada sino a coger kilómetros y alcanzar el ritmo de competición. Lo que sí me va a decir es el margen de mejora que aún tengo para alcanzar lo que yo quiero.

-De este modo, también se supone que puede llegar antes a su estado de forma.

-En Romandía quiero estar decente. Estuvo bien lo que hice el año pasado, pero quiero llegar un poco más competitivo. Hacer series en los entrenamientos machaca bastante la cabeza y con la competición lo haces pero de un modo más inconsciente. No quiero machacarme en exceso en los entrenamientos porque te puede bloquear la cabeza y te agobia. Así sabré antes el punto en el que me encuentro porque hay cosas que sólo te dice la carrera.

-¿Le ha resultado posible relajarse, aislarse para realizar una pretemporada en condiciones?

-Hasta enero fue imposible aislarse de nada. Las cosas, después de todo lo que había vivido, no fueron demasiado mal porque incluso el preparador me llegó a decir que me encontraba mejor de lo que podía esperarse. En enero psicológicamente estaba fulminado, agobiado, sin ganas de entrenar y pasé momentos difíciles porque veía que no era capaz de hacer las cosas como yo realmente quería. Pero a partir de enero todo ha vuelto a ordenarse.

-¿Y no le pasará factura en algún momento de la temporada tanto exceso?

-No va a pasar factura. Lo haría si pasase de entrenar, si tuviese kilos de más, si saliese de noche. Llevo mucho tiempo sin hacerlo, estoy en forma, peso menos que el año pasado por estas fechas. No tengo miedo a nada y me quedan todavía tres meses para mejorar de cara al próximo Tour. No habrá problemas.

-¿Qué le ha aportado el último año, con qué se queda de todo lo que ha vivido?

-Por un lado, la preocupación de muchos de mis rivales. A nivel internacional la gente empieza a preguntar que dónde está Pereiro que no ha empezado a competir. Están algo inquietos y era algo que antes no sucedía. También hay mucha gente detrás de mí esperando a ver qué rendimiento tengo, qué resultados consigo. Aunque la verdad es que yo no quiero cambiar nada, pretendo ser el mismo de antes porque si me funcionaba no veo motivos para cambiar. Sólo debo perfeccionar algunas cosas que pueden ser mejorables.

-¿Es cierto que ha puesto especial interés en mejorar el rendimiento contra el crono?

-La contrarreloj es donde más puedo mejorar y sacar provecho. Creo que conseguí una posición en la bici mejor que la del año pasado y tener una bicicleta en casa me ha permitido salir de vez en cuando con ella y hacer algún entrenamiento específico, algo que el año pasado no podía hacer. La idea es seguir exigiéndote y mejorar en todo lo que pueda. Y creo que en la contrarreloj mejoraré.

¿Qué cambios más importantes han introducido en las pruebas biomecánicas?

-Hemos subido el sillín dos centímetros y hemos mejorado la posición de los brazos al sillín. Cuando apoyo en el cuadro y gracias al casco, que es nuevo y mucho más aerodinámico, la espalda queda prácticamente recta y paralela al suelo. Eso es lo que hemos buscado con los estudios biomecánicos que hemos realizado.

-¿Se ha marcado algún objetivo más al margen de llegar en julio en forma para el Tour de Francia?

-La ilusión que tengo es ganar algo en Romandía...bueno, quiero ganar algo antes del Tour de Francia. No es que me agobie porque sé que cuando tenga que estar estaré, pero me apetece ganar algo parcial en Romandía o Cataluña. Luego se trata de estar a tope en el Tour y luego en la Vuelta a España.

-¿Le cambia algo el hecho de que la Vuelta salga de Vigo, le exige más?

-En cierto modo sí. La única pena que me queda es que no comience con una prólogo clásica porque tenía la ilusión de salir de amarillo de Galicia. Pero el hecho de salir de Vigo es un aliciente para mantener la intensidad cuando acabe el Tour con la idea de estar bien en la Vuelta a España.

-¿Ha pensado ya en lo que le espera, en que va a pasar a ser un tipo más vigilado, más presionado en todos los sentidos?

-Me voy a comportar exactamente igual que otros años. Tampoco he pensado demasiado lo que va a suponer esa situación. Está claro que no me van a dar facilidades como el año pasado pero habrá que inventárselas de otra manera, improvisar.

-Usted siempre ha defendido su capacidad para aclimatarse a las diferentes situaciones de las carreras y se supone que este año le toca lo mismo. La última edición del Tour fue un ejemplo.

-El año pasado no fue una sorpresa. Lo que sucede es que muchos estuvieron jugando con fuego y se quemaron. Era un tipo peligroso, pero estaban seguros de que reventaría un día más. El margen del año pasado no lo tendré este año. Pero allí cogí un tren y en esta edición trataré de subirme en otro.

-¿Pero entiende que haya gente que crea que usted es flor de un día?

-Me da igual que haya gente que lo pueda pensar. Todo el mundo tiene opinión y no pretendo que todos sean fans de Óscar Pereiro ni crean en mí. No es mi intención, pero el que entienda que fui flor de un día no sabe mucho de ciclismo ni de deporte porque suerte puedes tener un día en el Tour, pero no 21. Si no tienes calidad es difícil de hacerlo. Pude tener algo de suerte, pero en tres participaciones siempre he estado entre los diez primeros y eso no es por casualidad.

-Ustedes siguen manejando muy bien la bicefalia entre Pereiro y Valverde. ¿No habrá crisis en ese romance?

-A Alejandro le viene bien tener a un tío como yo que le saco de encima presión mediática y en la carrera y a mí me viene bien tener a un tipo como él cerca que puede ganar el Tour. Son dos bazas que tiene el equipo para jugar y hasta que la carretera empiece a resolver son dos ruedas a vigilar y a tener en cuenta. En el equipo existe un gran ambiente. Nadie nos obliga a ganar y se trata de hacer las cosas de la mejor manera posible.

-¿Les afectó el cambio que se produjo en el patrocinio del equipo con el adiós del Illes Balears?

-Para nada. Es un tema económico y nada más. Lo conocíamos desde hacía meses. Se han dicho mentiras como que lo dejaban por el dopaje. Para nada. Todo ha sido una cuestión económica que conocíamos desde enero. Los franceses garantizaban el dinero, se hacían cargo de esa parte. Nos queda pena de que se vaya un patrocinador del ciclismo y duele mucho más que se diga que era por culpa del dopaje porque es mentira.

-El año pasado el primer líder del equipo era Valverde. Se supone que ahora ya no habrá diferencias.

-Me remito a lo que han dicho hace poco los directores. Alejandro es el líder de este proyecto desde que se apostó por él. Pero además hay otro líder, que soy yo, que se lo ha ganado a pulso. Todo el equipo estará para los dos. Ojalá nos lo juguemos en la última crono.

-¿Qué le parece lo que está haciendo el Karpin Galicia?

-Es un proyecto ilusionante al que hay que dar tiempo. Es la leche lo que consiguieron en Mallorca, ser líderes en su primera carrera. Hay que esperar y tiene gente joven que debe adaptarse a la categoría. Lo más bonito sería que consiguieran pronto una victoria para darle una mayor ilusión al proyecto.

-¿Y del final de la Operación Puerto?

-Una chapuza. Cuando las cosas se hacen mal... Hay más de cincuenta compañeros de profesión que han pagado el pato. La única disciplina que salió perjudicada pese a todos los rumores que hubo fue el ciclismo.