Con treinta y tres puntos en juego parece imposible determinar cuáles serán los factores que decidirán el descenso este curso aunque nadie duda ya que el sino del Celta será sufrir hasta la última jornada de Liga. Los jugadores y el técnico, Fernando Vázquez, coinciden en señalar que la clave de la salvación estará en revertir el rendimiento del equipo en Balaídos, no sólo porque el Celta juega en casa seis de los once partidos que quedan, sino porque el comportamiento del equipo a domicilio es de los mejores de la Liga. Ajos aparte, el mejor modo de conjurar el mal fario es ganar un partido cuanto antes y el Real Madrid parece el rival idóneo por el arreón moral que siempre supone derrotar a un equipo grande, pero también porque el conjunto de Fabio Capello presume de ser el mejor visitante de la Liga. Uno de los grandes problemas de este Celta es su dificultad para navegar en la parte baja de la clasificación. El perfil técnico del cuadro de Vázquez no es seguramente el idóneo para una batalla que suele ganarse en el cuerpo a cuerpo. El Celta está acusando el inesperado golpe de verse en una zona de la tabla para la que no estaba preparado y que sus rivales hace mucho tiempo que han asumido. Esto sucedió hace tres temporada, aunque a diferencia de entonces los jugadores están hoy al día en el cobro. Por otra parte, el efecto del cambio de técnico, un cartucho al que el Celta ha renunciado, parece haberse diluido tanto en el Levante como en el Athletic.