Esta playa situada en las proximidades de la capital del estado australiano de Victoria es un paraíso de la naturaleza. Es habitual ver pingüinos nadando o entre las rocas de un espigón donde se sitúan los espectadores, y los nadadores españoles se han encontrado estos días, incluso, una foca.

Pero el agua está helada y llena de medusas. Dos de los principales "rivales" de estos atletas que nadan durante horas en el mar abierto.

Si el pasado domingo fueron las olas, el frío y el fuerte viento los que dejaron a Yurema Requena y Xenia López tiritando al salir del agua tras la competición de 5 kilómetros en la prueba inaugural de esta especialidad, hoy fueron esos animales que invadieron la zona por la calma y el calor del agua.

Requena fue decimosexta y dejó el mar con los brazos y las piernas marcadas y sangre en el cuello después de nadar durante más de dos horas y cinco minutos.

"He estado bien las primeras vueltas, pero estoy fatal. Me he encontrado bien, pero estaba más pendiente de las medusas y del escozor que tengo", dijo a EFE la nadadora española. "Las medusas eran enormes", manifestó, y añadió: "me pica todo"

A López le fue peor. Fue vigésima, llegó tres minutos más tarde que su compañera y no podía hablar casi. Entre lágrimas consiguió afirmar que había muchas medusas y que estaba "destrozada".

La rusa Larisa Ilchenko ganó la prueba y sumó su segunda medalla de oro en los Mundiales de Melbourne, por delante de la británica Casandra Patten y de la australiana de origen neocelandés Kate Brookes-Paterson.