SEVILLA FC 2 - 0 REAL CLUB CELTA

SEVILLA FC

Palop (Cobeño, m.46); Daniel Alves, Aitor Ocio, Escudé, David; Jesús Navas, Martí, Maresca, Adriano (Puerta, m.80); Kerzhakov y Kanouté (Poulsen, m.62).

REAL CLUB CELTA

Pinto; Ángel, Yago, Lequi, Placente; Jonathan Vila (Bamogo, m.60), Tamas (Jonathan Aspas, m.46); Gustavo López (Jorge, m.78), Canobbio, Nené; y Baiano.

Goles

1-0 Minuto 50: Kanoute, de penalti. 2-0 Minuto 92: Kerzhakov culmina un contragolpe.

Árbitro

Antonio Rubinos Pérez, del colegio madrileño. Estuvo auxiliado en las bandas por Roberto Alonso Fernández y Marcos Álvarez Moreno.

incidencias

Unos treinta y nueve mil espectadores en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. Vigesimseptima jornada de Liga. Noche agradable. Terreno de juego en buenas condiciones. Se guardó un minuto de silencio en memoria del ex jugador del Sevilla José Herrera.

Julio Bernardo, ENVIADO ESPECIAL A sevilla

El Celta sigue empantanado en las profundidades de la tabla con el descenso acechando a la vuelta de la esquina. El repunte de juego experimentado por el grupo de Vázquez no acaba de traducirse en resultados, bien por infortunio o desmán arbitral, bien porque el rival, como ayer el Sevilla, le supera claramente. Nada pudo hacer el cuadro celeste para detener el rodillo del pujante cuadro de Juande, el equipo de moda en Europa, que le empujó contra las cuerdas hasta encontrar un mínimo resquicio al que agarrarse para ganar el partido y seguir a rebufo del Barcelona. Al Celta, pese a todo, hay que agradecerle la seriedad y el rigor con que se defendió en el primer tiempo y la convicción de no renunciar al empate aun cuando todo estaba perdido.

Fernando Vázquez echó mano de Jonathan Vila para resolver el boquete generado en la medular con las bajas de sus tres mediocentros específicos. El joven canterano se emparejó con Tamas mientras que Ángel ocupó su posición natural de lateral derecho para defender el flanco derecho de las cuchilladas de Adriano. No fue la única sorpresa. El técnico modificó ligeramente la fisonomía de la vanguardia permutando de posición a Nené y Gustavo López, el argentino pegado a la izquierda; el brasileño, desnaturalizado en el costado derecho.

Con estos mimbres aguantó el cuadro celeste la arrolladora salida del poderoso adversario, que cargó por el punto más débil de la defensa celeste, el flanco derecho. Alves y Navas, dos puñales, pusieron en aprietos a Placente y generaron constante peligro que la zaga celeste, no obstante, resolvió con rigor.

Bien pertrechado atrás, el grupo de Vázquez sobrevivió al arreón inicial de los hispalenses e incluso replicó con veneno a la contra amparado en el talento de Baiano, que heló la sangre a la bulliciosa hinchada nervionense con una magistral jugada. El brasileño hizo un butrón a Escudé en el balcón del área y se plantó un tanto escorado ante Palop, el héroe de Donetsk, que cerró bien el primer palo y evitó, con formidables reflejos, que el Celta se despegase en el marcador. Simples fuegos de artificio porque el Sevilla aprovechó un par de pérdidas de balón del joven Vila, demasiado nervioso con la responsabilidad con que le cargó el técnico, para venirse de nuevo arriba y llevar a empellones al Celta hasta el marco de Pinto, al que sometió a un despiadado bombardeo. Las ocasiones se fueron sucediendo del lado hispalense y el partido se convirtió para los de Vázquez en un mero ejercicio de supervivencia. David, Kanoute, Adriano y Kerzhakov cortejaron el gol, que les fue incomprensiblemente esquivo. El acierto de Pinto, de nuevo formidable bajo los palos, y cierta querencia del Sevilla a recrearse en el adorno salvaron al equipo de Vázquez, que milagrosamente se fue indemne al descanso.

Pero los milagros no suelen durar en el fútbol y el Sevilla encontró, casi sin quererlo, la solución a sus problemas a los cinco minutos de la reanudación con una infortunada pero evidente mano de Gustavo López en el área. Kanoute, implacable, transformó el penalti con un trallazo imparable. Vázquez decidió entonces mover el banquillo en busca del empate. Bamogo entró por el joven Vila -antes Vázquez había cambiado a Tamas, lesionado, por Jonathan- y a punto estuvo de revolucionar el partido al engatillar con verdadera saña un rechace en el cogollo del área. Coveña, que había sustituido a Palop tras el descanso, desvió el balón fuera con una estirada imposible. El Celta, al menos, avisaba que estaba vivo. Los papeles se invirtieron y fue ahora el Sevilla el que se mostró más precavido. Juande retiró a Kanoute y blindó la línea de medios con el danés Poulsen. El choque entró entonces una dinámica más alocada con el Celta dueño de la iniciativa aunque sin llegadas muy claras (Bamogo y Nené remataron sin demasiada convicción en un par de ocasiones) y el Sevilla desplegado a la contra (Adriano y Navas no llegaron por milímetros a un gran centro de Navas, una pesadilla, con Pinto batido). Los celestes lo siguieron intentando hasta el final, incluso con diez, pues Canobbio fue expulsado a un cuarto de hora del final por una patada sin balón a Navas. Pero para entonces el empate era ya una quimera, tanto que el Sevilla cargó sin cuartel e hizo el segundo en el descuento.