CELTA 4 - BOAVISTA 3

Goles: Minuto 14: Nené remacha a la red un rechace del portero tras un potente lanzamiento de falta de Jonathan. Minuto 21: Bessa cabecea a la red una falta lateral tras un error en la salida de Esteban; Minuto 26: Zairi aprovecha una sucesión de rechaces en el área celeste.Minuto 29: Nené, de penalti.; Minuto 52: Fary gana la espalda a Yago y fusila a Esteban Minuto 74: Perera, de penalti. Minuto 81: Jonathan, de falta directa.

Árbitro: Turienzo Álvarez (Castilla-León) n Expulsó a Fernando Vázquez.

incidencias

Apenas unos centenares de espectadores en

Balaídos. Trigésimo sexta edición el Trofeo Ciudad de Vigo.

El Celta se ha vuelto vulnerable. El grupo de Vázquez, otrora paradigma de rigor defensivo, es ahora un conjunto distraído, al que tiembla el pulso cada vez que el balón se pasea por su área. Ayer, en el amistoso frente al Boavista, ofreció de nuevo una imagen insegura, balbuceante, que no hace albergar buenos augurios de cara al exigente compromiso del próximo domingo frente al pujante Valencia.

Hace unos meses pocos eran los equipos capaces de hacerle tres goles, hoy por hoy, cualquier rival lo mete en problemas cuando no lo golea francamente. Frente al Boavista, el improvisado rival del Trofeo Ciudad de Vigo, el equipo celeste tuvo que beneficiarse de dos penaltis, uno de ellos repetido, para igualar un partido que nunca consiguió dominar por su denodado empeño en complicarse la vida. Los de Vázquez compensaron al menos tanto regalo con una pegada apreciable, que les permitió adjudicarse el trofeo y maquillar un tanto su desvaída imagen ante a las despobladas gradas de Balaídos. Las deficiencias del juego tuvieron al menos la compensación de los goles, algo que el espectador agradece pero que no es de recibo en un equipo con aspiraciones europeas que apenas ha sumado cuatro puntos en cinco encuentros.

Los celestes no mostraron tampoco el temple de antaño a la hora de administrar la ventaja, pero por primera vez en mucho tiempo se las ingeniaron para remontar por tres veces un marcador adverso. Esto y la espléndida actuación del canterano Jonathan Aspas, líder indiscutible de la remontada, fueron lo único destacable de un partido con buenos goles y deficiente juego. Golpeó primero el Celta con un potente libre directo de Jonathan que William no pudo atrapar y Nené, artero, remachó a la red con precisión y frialdad. El partido se ponía a pedir de boca para los celestes, que sin embargo volvieron a pagar un elevado peaje por su falta de concentración en las jugadas de estrategia. Una falta lateral aparentemente inocua acabó en el fondo de la portería tras un remate del lateral Bessa que aprovechó la falta de tensión de los defensores y la salida en falso de Esteban para devolver la igualdad al marcador.

El tanto arlequinado descolocó a los de Vázquez, que plegaron velas y cedieron al acoso lusitano. Una galopada de Bessa por la derecha precedió el segundo de los forasteros. El lateral lusitano ganó la línea de fondo y puso un centro que Ángel despejó al larguero y Zairi envió a las mallas después de una sucesión de rechaces.

Pero el Boavista no tuvo apenas tiempo para disfrutar. Un minuto después Jonathan Aspas, el mejor de los célticos ayer, forzaba el empate tras ser derribado en el área por un defensor portugués. Nené, implacable, transformaba la pena máxima.

El choque se fue apaciguando sin que ninguno de los dos equipos asumiese el mando. La pelota transitaba de uno a otro campo con cierta fluidez hasta morir en la balconada del área.

El paso por la ducha no despejó a los celestes, que encajaron el tercero nada más reanudarse el partido en una contra infamantemente defendida por Yago. Fary, el delantero centro arlequinado, le ganó incomprensiblemente la espalda al asturiano, controló con maña y descerrajó un tiro al desvalido Esteban.

Todo parecía perdido. Sin embargo, cuando todo hacía presagiar un desenlace infeliz, los arlequinados concedieron un penalti absurdo que metió de nuevo al Celta en el partido, gracias en parte a la complicidad del árbitro, que ordenó repetir la pena máxima después de que Perera estrellase el balón en el cuerpo de William. El extremeño no perdonó una segunda vez y, con el empate, el Celta comenzó a creer en la victoria, que llegó gracias a los buenos oficios de Jonathan Aspas, un canterano que pide paso a empellones. El moañés se sacó un misil de la bota desde más de veinte metros mientas el portero del Boavista veía, impotente, como se le escapaba un triunfo que parecía seguro.