Carlos de Torres / morzine

Óscar Pereiro protagonizó ayer una heroica defensa del liderato del Tour de Francia tras una devastadora etapa en la que Landis ofreció una de las mayores exhibiciones que se recuerdan en la historia de la carrera y un día después de su terrible desfallecimiento lanzó un ataque brutal y consiguió meterse de lleno en la carrera y ser el gran favorito de cara a la crono del sábado. Pereiro sigue líder, pero su diferencia se ha quedado en los 12 segundos respecto a Sastre y 30 con respecto al impresionante americano. La crono resolverá la carrera y Landis es el principal favorito. La lectura positiva que puede hacer el de Mos es que difícilmente perderá el puesto en el podio ya que la ventaja sobre el cuarto se mantuvo estable. De la monumental pájara en La Toussuire a una exhibición antológica en tan solo 24 horas. Landis pasó del negro al blanco en una jornada inolvidable que le colocó en inmejorables condiciones para suceder a Armstrong siempre y cuando cumpla con los pronósticos en la contrarreloj del sábado que decidirá el podio final.

Landis, de 30 años, ex alumno aventajado del gran Lance, anunció que no estaba muerto, que atacaría y que quería ganar una etapa. Dicho y hecho. Con 5 puertos por delante decidió asaltar la carrera "a lo Bernard Hinault" y tras 140 kms de inmensa y pletórica galopada por delante de los favoritos, se presentó en Morzine eufórico con un tiempo de 5h.23.36. Carlos Sastre (CSC), otra vez brillante, le siguió a 5.42 y el francés Moreau pasó a 5.58.

El batacazo a Pereiro (Illes Balears) ascendió a 7.08, el mismo que se llevó el alemán Kloden (T-Mobile), desfondados después de una eterna persecución. Cadel Evans se dejó 7.20 y Menchov 7.24. Otra revolución en la general en un Tour loco en el que la lógica hace mucho que dejó su sitio al disloque más absoluto. La carrera llegará con toda su emoción hasta el último asalto.

El sueño de Pereiro se convirtió en una pequeña pesadilla. Tenía el Tour cerca, pero no contaba con la carta que tenía Landis guardada en la manga. Conservó el amarillo con solo 12 segundos sobre Sastre, metido en la pelea, y 30 sobre Landis, que pasó de estar a 8.08 a "empatar" prácticamente con el líder. Kloden se alejó a 2.29, Evans a 3.08 y Menchov a 4.14.

No esperó mucho Landis para dar su maravilloso golpe de temperamento. En el ascenso al primer puerto, al Col des Saisies (1a, 15 kms), arrancó soltando un órdago fuerte y claro en la carretera que despedía fuego. Pero se armó de valor y mucha agua y salió dispuesto a comerse el mundo.

Entre ducha y ducha, -se echó decenas de litros por encima con los bidones-, abrió espacio de manera fulgurante y fue alcanzando a los componentes de la fuga que iba en vanguardia. En la cima de Saisies ya tenía 3.25 sobre Pereiro, cuyo equipo, sobre todo Zandio y Arroyo, se esmeraba en reducir una desventaja ya preocupante. Algo fallaba y allí no tiraba nadie más.

En el Col de Aravis (2a, 5,9 kms) Landis aumentó la renta a 4.30 y en el descenso agarró a los aventureros que abrían la otra carrera. En el Col de La Colombiere (1a, 11,8 kms) el americano se quedó con Sinkewitz en cabeza y en la cima ya era líder virtual, ya que contaba con 8.34. El descenso lo realizó sin cadena, a saco, sin reservas. Con la llave del Tour en el bolsillo reaccionó, por fin, el CSC, que veía como las opciones de Sastre podían volar. El T-Mobile también acabó la siesta e incluso tuvo el detalle de dar algún relevo. La etapa ya era una contrarreloj para el americano de Lancaster y una prueba de persecución para el resto.

A pie del Joux Plane (categoría especial, 11,7 kms) Landis se quitó del "parásito" Sinkewitz y se dispuso a arreglar el Tour. Levitó por las duras rampas del 8,5 por ciento de media, confiado, enrabietado, sabedor de que el puerto que hizo flaquear a Armstrong en 2000 le podía encumbrar a el. Sin mirar, con sus duchas, hizo cumbre y lanzó un grito de rabia contenida. Acababa de resucitar después del calvario de La Toussuire. No quería homenajes rápidos, pidió calma para esperar resultados. Cuando vio llegar a Sastre, y luego a Pereiro, se dio cuenta de que se había escrito una página de oro en el Tour de la anarquía. El día que abrió su palmarés en la grande boucle. Increíble Floyd y heroico Pereiro.