PRIMERA DIVISIÓN
El Celta derriba el muro
CELTA 1 - 0 ESPANYOL
CELTA: Pinto; Angel, Sergio, Contreras, Placente; Oubiña, Iriney (Jorge Larena, m.80); Núñez (De Ridder, m.80), Silva, Gustavo López (Javi Guerero, m.62); y Perera.
ESPANYOL: Kameni; Zabaleta, Lopo, Pochetino, Jarque, García; Ito, De la Peña (Coro, m.69), Fredson (Domi, m.46); Luis García (Moisés, m.50) y Tamudo.
GOL: 1-0. Minuto 82, Javi Guerrero recibe dentro del área tras un buen control de Perera, su disparo lo rechaza Kameni con una gran intervención y el balón cae a los pies de David Silva que, libre de toda oposición, marca por bajo.
ÁRBITRO: Velasco Carballo, del Colegio madrileño.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la octava jornada de Primera División disputado en el estadio de Balaídos ante 14.127 espectadores según las cifras facilitadas por el club. Terreno de juego en buenas condiciones, aunque algo blando, y tarde muy agradable.
Juan Carlos Álvarez / vigo
El fútbol fue ayer justo con David Silva, quien llegó a tiempo para solucionar una tarde que se le había puesto áspera a un Celta que tardó en encontrarle solución al jeróglífico que le había planteado Lotina. Durante más de ochenta minutos el conjunto de Fernando Vázquez se estrelló contra el planteamiento que había montado el técnico vasco en su regreso a Vigo y sólo lo hizo saltar por los aires cuando el gallego se decidió a aumentar el número de jugadores en el área rival. Hasta entonces los tres centrales del Espanyol no habían tenido el mínimo problema en sujetar a Perera, el único futbolista que parecía tener licencia de su entrenador para pisar el área rival. Así no es de extrañar que Lotina creyese que iba a sacar algo de Balaídos. Ni siquiera la expulsión de Pochettino en el descuento del primer tiempo -que inclinó el partido descaradamente del lado vigués- pareció ser un problema serio para el Espanyol, que radicalizó su conservadurismo. Pero cuando Vázquez, un poco lento de ideas ayer, se decidió a dar entrada a Javi Guerrero y Jorge en el campo la situación cambió, los remates del Celta dejaron de ser desde una distancia de treinta metros, Kameni tuvo que intervenir y al final, acabó por llegar el gol de Silva en una de las pocas jugadas en las que tres futbolistas del Celta pisaron el área del Espanyol.
Hasta ese momento el partido no se salió del guión que cualquiera hubiera escrito en la víspera. El Celta tuvo la pelota, pero demostró que le cuesta llevar el peso de los partidos en Balaídos donde los rivales se esconden en su área y aguardan como buitres el ataque a traición, solución muy de moda en el fútbol actual. Y eso hizo el Espanyol. Lotina instaló tres centrales por detrás de su doble pivote y dejó libertad a De la Peña, Luis García y Tamudo para que saliesen como balas cuando alguno de sus legionarios recuperaba el balón en el medio del campo. El Celta jugó muy condicionado por ese planteamiento del Espanyol, se le notaba cierto miedo a esos contragolpes con lo que el equipo tardó en dar la impresión de ir decididamente a por el partido. Resultó significativa la soledad de Perera. Sólo Silva -imaginativo y luchador- buscó los desmarques del extremeño y resultó un problema serio para Lotina porque las bandas estaban completamente taponadas por la defensa barcelonesa lo que convirtió en un tormento el día para Núñez y Gustavo, condenados siempre a jugar en inferioridad en su territorio. Por ese motivo el único recurso de los vigueses fueron los disparos desde la media distancia -lo que no supone un gran problema para el rival ante la evidente falta de chutadores en el equipo- y los centros de los laterales que siempre fueron un juego de niños para los centrales y un imposible para Perera.
El partido vivió uno de sus momentos cumbres en el descuento del primer tiempo cuando Pochettino se metió en un lío innecesario al ganarse la expulsión en una estúpida entrada a Perera. Aquello reafirmó a Lotina en sus intenciones y dejó a Vázquez con la duda de si lanzarse a por el partido desde el minuto 46 o esperar. Y aguardó posiblemente más de lo que debía. El Espanyol movió el banquillo para que el equipo no perdiese fuerza ni velocidad, aunque permaneció encerrado en la cueva y el Celta siguió fiel a las características que marcaron el primer tiempo, lo que no tenía mucho sentido. Los vigueses dominaron de forma abrumadora, movieron el balón de un lado a otro, pero la solución, ante la falta de alguien que encontrara el último pase, seguían siendo los disparos lejanos. Los minutos caían y Vázquez insistía en mantener el mismo estilo de juego cuando era evidente que había detalles que ya no tenían sentido como seguir con dos medios centros defensivos ya que los ataques del Espanyol eran pocos y acababan de forma inevitable en los pies de los centrales del Celta. Sólo cuando la situación pasó a ser desesperada Fernando Vázquez se decidió a llamar a la caballería. Entraron De Ridder -un jugador que sigue dejando detalles interesantes- y Jorge. El resultado fue que el equipo vigués ya tenía dos futbolistas en el área y otros dos (Silva y Jorge) con capacidad para sorprender desde atrás o para encontrar al delantero. En ese momento sí se notó que el Celta estaba jugando con un hombre más. Llovieron balones al área y uno de ellos provocó un barullo de remates que Silva acabó convirtiendo en el tanto de la victoria, un gol justo con el Celta, justo con el joven centrocampista canario. Los vigueses siguen viendo la vida desde la zona más alta de la clasificación.
- Primeras palabras de 'El Cordobés' sobre la separación de Virginia Troconis: 'Ahora estoy con...
- «Vivo con la angustia de si va a conseguir salir para quitarse la vida»
- La borrasca Éowyn supera las previsiones en Galicia: ya se registran vientos de más de 170 kilómetros por hora
- Remolcado un portacontenedores que se quedó sin motor a la entrada de la ría de Vigo
- Muere una mujer de 89 años en un incendio en su casa en Porriño
- Una deuda de 215.000 euros ahogó la segunda vida del clásico restaurante Follas Novas de Vigo
- La familia Armada acelera la venta del histórico astillero por cuatro millones
- Qué es el mieloma múltiple, el cáncer incurable que sufría el presentador de TVG Xosé Manuel Piñeiro