Sin mano ni espada

Esta derrota duele como a Baiano le duele su pierna lesionada. En la camilla no sólo se fue el brasileño, sino también la peligrosidad del equipo, bien plantado ante Osasuna pero romo. Hay gol en la plantilla, pero por caminos diferentes, que posiblemente exijan una modificación en la estructura que ha empleado Fernando Vázquez en estos primeros encuentros de Liga. Mucho depende del resultado de una ecografía.

Cosas del destino

La fortuna dejó al Celta sin su sociedad más productiva. Por la noche se cayó Núñez, el mejor proveedor de pases: en el inicio del choque se rompió Baiano, el filo de la espada. El equipo se reconstruyó como pudo, pero no fue capaz de sobrevivir a estas ausencias. Sólo los médicos saben si el técnico, al forzar al jugador tras una semana de apreturas, tiene parte de responsabilidad en el contratiempo.

El estilo de juego

No es sólo que Baiano estuviese en estado de gracia. Su baja afectó a la personalidad del Celta. Sin su capacidad para aguantar el balón, las salidas al ataque de los célticos resultaron lentas, previsibles y más neutralizables. Conducidos a una batalla embarrada con Osasuna, el choque se decidió por una pura cuestión de efectividad. El pulso lo ganó Milosevic, experto en mezclar fallos clamorosos con genialidades, como bien sabemos por estos pagos.

Otras opciones

Guerrero no es un `nueve´ al uso, no al menos ese `nueve´ que pueda pegarse con los centrales y controlar el ritmo desde sus botas. En los escasos minutos que compartió con Perera, pudo entreverse una sociedad productiva, basada en la movilidad, en sacar a los centrales de su sitio. Si Baiano causa baja, Vázquez tendrá que analizar la situación y no decidir un simple intercambio de nombres. A jugadores diferentes, soluciones diferentes. Existe un Celta sin Canobbio y debe existir otro sin Baiano.