Fórmula 1 - Gran Premio de China

Alonso acaba a lo grande

Pedro Ramos- enviado especial a shangai

"We are the champions" (somos los campeones) fue la canción que, desde el mismo coche y a través de la radio, entonó Fernando Alonso hacia su equipo. Fue al cruzar la línea de meta como ganador del último Gran Premio del año y como ganador, también, del título de constructores. El nuevo rey acababa de exhibirse a lo grande en una carrera en la que puso broche de oro a su soberbia temporada. Con el triunfo consigue disipar cualquier duda. Un sector de la prensa británica auspiciado por McLaren se había empeñado en ensuciar la imagen del asturiano aireando que Raikkonen llevaba más victorias y más poles.

Sólo un guión. Sólo un protagonista. Sólo una estrella. Alonso dominó de principio a fin el último Gran Premio de la temporada con una autoridad propia del nuevo rey. El ovetense, liberado del corsé de las órdenes de equipo que durante muchas carreras le hicieron ser cauto en su conducción, demostró a Raikkonen quién es quién en la Fórmula 1. El finlandés tuvo que conformarse con la segunda plaza, y gracias, porque salió beneficiado de las incidencias de carrera.

La victoria de Alonso llevó a Renault a conquistar también el título de constructores en un Gran Premio de China que quedó marcado por la dos entradas del `safety car´ (coche de seguridad) para neutralizar la carrera. Aún con ello, el nuevo emperador no tuvo dificultades para mostrar al mundo que es el más veloz, que es el rey del viento y que hay rey para rato.

Cuando se inició la carrera cobró una ventaja a razón de segundo por vuelta, mientras que por detrás su compañero Fisichella mantenía a raya a Raikkonen. Renault tenía todo controlado hasta que una tapa de un desagüe situada en un "piano" saltó por los aires y hubo de entrar el coche de seguridad. La neutralización de la carrera sirvió para que Alonso perdiera toda su ventaja. El parón permitió a los pilotos hacer sus repostajes. Cuando se subsanó el problema de la tapa y la carrera se lanzó de nuevo Alonso volvió a volar. Volvió a abrir hueco. Se fue en solitario.

Pero hubo una nueva neutralización y una nueva entrada a repostar. A estas alturas Montoya ya estaba fuera de combate por una avería. El título por escuderías parecía decidido para Renault. Pero ese era un premio menor para un Alonso que quería la victoria. Tras concluir la segunda neutralización el ovetense de nuevo se lanzó a tumba abierta y comenzó a hacer un hueco que ya nadie recortaría hasta el final.

Raikkonen, que había aprovechado el segundo respostaje para adelantar a Fisichella, acabó segundo, y Ralf Schumacher completó un podio inédito gracias a la penalización sufrida por el italiano de Renault. Los jueces castigaron al compañero de Alonso con un paso extra por el `pit lane´ al considerar que en la entrada a `boxes´ obstaculizó a Raikkonen. No importaba. Renault tenía su título y Alonso una victoria (la séptima, igual número que Raikkonen) que le permite acabar a lo grande una temporada gloriosa.

Salida de incógnito

Por eso Alonso estaba tan contento al concluir la carrera. Lanzó un "gracias" al equipo y se puso a cantar el "we are the champions". La alegría se trasladó al podio, donde cogió el champán y regó con saña a Flavo Briatore, que había subido para recoger el título de escuderías. Después, un gesto que va a popularizarse por todo el mundo porque ya lo hizo en Brasil: agarró el enorme botellón de champán y volvió a "escanciar sidra" en el trofeo conquistado. Luego cogió la copa y, simplemente, bebió.

Alonso también quiso festejar la victoria con los miembros del equipo. Después, comenzó a pagar el precio de la fama. La muchedumbre que se agolpaba a la puerta del `box´ de Renault le impedía salir al `paddock´ para marcharse en dirección al aeropuerto para tomar un vuelo de vuelta a Europa. Por eso Renault tuvo que idear la "huida" del campeón, introduciendo un coche y haciendo pasar al piloto por los garajes. Alonso salió del circuito "por la puerta de atrás" pero no le quedaba más remedio. Ahora, como dijo el pasado viernes, le espera el Gran Premio número 20, el de Oviedo, con la entrega de los premios Príncipe de Asturias.

La escudería gala culmina su rápido ascenso

La escudería francesa Renault, que regresó a la competición en 2002, ha cumplido el objetivo que se había trazado y, tal y como había pronosticado, ha conseguido el título de campeón del mundo de pilotos con Fernando Alonso y el de constructores.

El de esta temporada ha sido el primer campeonato conseguido por Renault como escudería, ya que entre 1992 y 1997 los había conseguido como suministrador de motores a la escudería Benetton (1995), y en 92, 93, 94, 96 y 97 con Williams. Renault había debutado en el mundial de Fórmula Uno en 1977, en la era de los motores turbo, y en este primer periodo logró quince victorias y su mejor puesto en el mundial de constructores fue el tercero, mientras que Alain Prost fue segundo en el mundial de pilotos de 1983 tras el brasileño Piquet.

Celebración por todo lo alto en un restaurante

Renault culminó su mejor temporada de la historia con la celebración de una fiesta nocturna en un céntrico restaurante de Shangai. A la misma no pudo acudir Fernando Alonso, que tenía un vuelo hacia Europa esa misma noche. Sí estuvieron, en cambio, el presidente de la escudería, Patrick Faure, y el director deportivo, Flavio Briatore, además del resto de integrantes del equipo y otros invitados.

Patrick Faure, exultante, comentaba que había sido "un fin de semana perfecto para el equipo. Este es un gran momento en la historia de Renault".

Por su lado Flavio Briatore resumía sus sentimientos diciendo que "ha sido una gran victoria para todo el equipo y Fernando, como siempre, ha estado magnífico". El italiano también se refirió a Fisichella diciendo: "Condujo brillantemente después de las críticas que recibió en Japón". Llevado por la euforia del momento Briatore dijo que Renault es "un equipo de ensueño".

Otro que estaba exultante con el título de constructores era Pat Symonds, director de ingeniería de la escudería francesa. "El campeonato de constructores significa mucho para nosotros, no sólo para los que estamos aquí en Shanghai. También para los que están en las factorias de Enstone y Viry".

Por su lado Giancarlo Fisichella mostraba su "alegría por todo el equipo. Somos los campeones del mundo. Era nuestro objetivo y lo hemos logrado".

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