El Celta confirmó las buenas sensaciones ofrecidas durante la pretemporada con una solvente victoria frente al Málaga, al que devoró en dos dentelladas, en su reestreno en Primera División. Desplegó el grupo de Vázquez bastante buen fútbol -por momento muy bueno- y exhibió recursos que alimentan esperanzas de revivir tiempos felices.

Largo es el camino que le queda al equipo vigués por recorrer y amplio el margen de mejora colectivo, pues en el plano individual el Celta ofreció detalles verdaderamente reconfortantes, especialmente en lo que se refiere a la aportación de hombres Antonio Núñez e Iriney y, sobre todo, de Fernando Baiano. No en modo alguno insignificante el capital futbolístico con que cuenta este equipo y resta ahora encauzar su torrente de creatividad hacia el sentido colectivo.

Autoestima satisfecha

Con la visita al Santiago Bernabéu en la segunda jornada, el Celta necesitaba ganar al Málaga en casa para tener un arranque liguero apacible. Los celestes debían convencer a su público (y sobre todo a sí mismos) de su nueva condición y lo lograron reafirmándose en algunas de las señas de indentidad que han adornado su pasado reciente, fundamentalmente en el buen trato a la pelota; bien en profundidad, abriendo el campo por los costados; bien oxigenado la salida de la pelota tocando a lo ancho; bien tratando de tirar paredes en corto. El talante del equipo y los recursos disponibles dibujan cuando menos un prometedor punto de partida.

El dibujo

No es de extrañar que Vázquez apostase por el dibujo que mejores sensaciones ha transmitido durante la pretemporada y que es el que le permite sacar partido mayor partido al talento y a la creatividad de hombres como Baiano, Núñez Canobbio o Gustavo López.

Los nuevos talentos

Pasaron con sobresaliente el examen del estreno. Regocija comprobar que el Celta ha fichado por fin un delantero centro con todas las letras: rápido, mordaz, poderoso, trabajador y sumamente técnico. Un abismo entre Baiano y Catanha, Vryzas, Savas y compañía. No se veía nada parecido en Balaídos desde Mido. El grandioso partido del brasileño no resta méritos a algunos detalles, también formidables, de sus nuevos colegas: la zancada y el temple de Núñez, la eficacia y agresividad de Iriney o la solvencia y recorrido (pese a que su forma física no es del todo buena) de Placente, fueron también muy destacables.

Los problemas

Pese a las buenas sensaciones generales, el Málaga creó también al Celta problemas que urgen solución. La falta de centímetros en defensa fue una verdadera fuente de complicaciones, más acusadas tras el ingreso en el campo del Chengue Morales (casi dos metros de delantero). Hubo además intermitencia en la concentración, patente sobre todo tras el segundo gol, y bastantes dificultades de las deseables en el repliegue frente a un adversario con un plan de ataque más bien simplón.