Ha sido una la sensación del último tramo de la temporada. Apenas tres partidos han bastado a Iriney Santos para ganarse una plaza en el Celta y convencer al técnico y al club de que puede ofrecer muy buenas prestaciones en su regreso a Primera División.

El medio centro brasileño afirma sentirse como en casa por el exquisito trato que le han dispensado sus nuevos compañeros y destaca la enorme ilusión con que el vestuario afronta el reto del regreso a la Primera División. Iriney admite que su mayor virtud es la agresividad en el campo y se muestra convencido de que el Celta debe aspirar a metas más ambiciosas que la permanencia.

-Tras algo más de una semana en el equipo, ¿cuáles son sus sensaciones? ¿Es el vestuario más o menos lo que se esperaba? ¿Qué es lo que más le ha sorprendido?

-Lo que más me ha sorprendido ha sido lo bien que nos ha tratado el vestuario a los que llegamos nuevos. Nos sentimos muy a gusto y esto ha facilitado mucho el desempeño de nuestro trabajo y hecho crecer la ilusión y las ganas que teníamos nosotros.

-¿Qué destacaría de su nuevo equipo desde el punto de vista deportivo?

-Bueno, yo creo que tiene un gran valor la ilusión de volver otra vez a Primera División. Yo tenía mucha ilusión por volver a jugar aquí, demostrar mi trabajo y hacer lo mejor. Todos me han facilitado muchos las cosas.

-Viéndole jugar estos días, sorprende como un futbolista de sus condiciones lleve dos años enterrado en Segunda B.

-Bueno, la verdad que que yo tenía contrato con el Rayo. Fiché muy presto por este equipo y sucedió que bajó el primer año a Segunda y al siguiente a Segunda B. Yo tenía contrato con este equipo. El año pasado tuve ofertas del Celta y de otros equipos, pero no me dejaron marchar. Felizmente, ahora me han abierto la puerta y he podido venir a un equipo de Primera. Ha sido una apuesta personal del entrenador y, claro, esto me pone muy contento. Voy a trabajar a tope para dar una respuesta dentro del campo.

-Fue Fernando Vázquez, de hecho, el que le fichó para el Rayo Vallecano.

-Sí, fue él el que me fichó para el Rayo, pero le echaron el día que yo llegué. Yo no conocía bien como trabajaba ni él tampoco a mí.

-¿Le favorece a la hora de luchar por un puesto el hecho de ser una apuesta personal del entrenador?

-No lo sé. Creo que lo que vale es dedicarse a tope a tu trabajo y estar en buenas condiciones para la batalla. Si él me necesita, yo estaré para ayudarle a él y al equipo en el campo.

-El otro día se refirió a sí mismo como un guerrero. ¿Es la agresividad su condición más destacable?

-(Sonríe). Yo creo que sí. Tener una mentalidad agresiva cuenta mucho dentro del campo. Yo lo tengo claro: conozco mis virtudes y sé que mi fuerza y mi agresividad prevalecen sobre otras cosas. Y claro, tener una buena condición física facilita mucho el trabajo que quiere el entrenador y, principalmente, al equipo.

-Pues el técnico dice que físicamente usted tiene aún mucho margen de mejora. ¿Cuál cree que es su situación en términos porcentuales?

-La verdad es que no lo puedo decir. Lo que he ofrecido hasta ahora es más una cuestión de ganas que de fondo físico. Físicamente no estoy a tope, aunque estoy trabajando para estar al ciento por ciento lo antes posible.

-Por cierto, ¿ ha hablado el entrenador sobre cuál va a ser su función en el campo? ¿Qué le ha pedido?

-De momento no me ha pedido nada a mí concretamente. Él habla con todo el mundo normalmente. Lo que nos dice siempre es que intentemos estar a gusto dentro del campo. Lo importante es que te deja un poco a tu aire y, si lo haces bien, mejor. Pero si haces las cosas mal siempre te corrije y te intenta reconducir en el descanso. Esto ayuda mucho.