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Rigoberta Bandini, una estrella pop inquieta y estable

Rigoberta Bandini en el Palau de la Música de Barcelona.

Rigoberta Bandini en el Palau de la Música de Barcelona. / Jordi Cotrina

Natalia Araguás

Con poderío escénico, ritmos pegadizos y un puñado de consignas para empoderar a tanta treintañera desnortada, Rigoberta Bandini (Barcelona, 1990) está inmersa en la gira Jesucrista Superstar, que aterriza el próximo sábado en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Un retorno a lo grande tras el respiro de dos años que se tomó, en el punto álgido de su popularidad, para componer y reconectar consigo misma, abrumada porque el escrutinio público comprometiera su creatividad.

Del parón salieron las 22 canciones de su nuevo disco, donde se adivinan eclécticas influencias que van desde Franco Battiato, a Mecano pasando por ABBA, Paloma San Basilio o Raffaela Carrá. Un disco, y por extensión una gira, bailable y festivalera con letras que sin embargo parten del autoanálisis. “Tú confía que algún monetizarás tu herida”, ironiza en ‘Aprenderás’: Bandini invita a las mujeres a llorar menos y facturar más, al estilo de Shakira.    

Pese a no desdeñar el dinero, la cantante –Paula Ribó es su nombre de pila– defiende que el verdadero lujo es hacer lo que te venga en gana. Lejos quedan ya aquellos años pandémicos en que encadenaba hits: de ‘In Spain we Call it Soledad’, que la lanzó a la fama cuando C. Tangana la incluyó en una de sus playlists de Spotify, a ‘Too many drugs’, ‘Perra’ o ‘Ay Mamá’, que pasó por himno feminista ensalzando a una madre de las que siempre tienen “caldo en la nevera”.

Un único hijo

Rigoberta Bandini estrenó a la par maternidad y éxito musical: tuvo a su único hijo, Nico, cuando solo llevaba cinco meses de relación con Esteban Navarro, con quien luego se casó en 2023 en una ceremonia oficiada por Ada Colau. Vivió su maternidad como un momento de máxima creatividad. Y acabó convirtiendo su carrera musical en una empresa familiar que incluye a su marido, antes parte del dúo Venga Monjas, y a sus primos Juan y Belén Barenys, esta última también conocida por su serie ‘Autodefensa’.

Truhana y señora, como ella misma se definió en la canción ‘Julio Iglesias’, Rigoberta Bandini se convirtió en una estrella del pop dando conciertos con la falda de las Teresianes de la calle Ganduxer donde estudiaba. Hija de María González, profesora de música, y Pepe Ribó, presidente de la Federación de Peñas Madridistas de Cataluña, desde pequeña demostró su vena artística, compitiendo en el festival de canciones infantiles Zecchino d’Oro en Italia cuando tenía solo seis años, mucho antes de postularse para Eurovisión. Luego fue actriz de doblaje y formó parte del trío de The Mamzelles, que se popularizaron en Catalunya gracias a la campaña ‘Envàs, on vas?’. Ávida lectora (de John Fante viene su nombre artístico) incluso se atrevió a escribir una novela, ‘Vértigo’, que rescató Aguilar en 2022 cuando saltó a la fama, sobre la crisis de los treinta.

Superada con creces, atrás quedaron sus aventuras de juventud por el Barrio Gótico, en el año que compartió piso en la calle del Call con Adriana Manso, diseñadora de los exitosos anillos de plástico de La Manso, que han llevado de Miley Cyrus a Rosalía. Para echar raíces prefirió El Eixample. Rigoberta Bandini, que disfruta de la estabilidad en su vida personal, mantiene a raya la desazón componiendo. 

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