Entrevista
María Galiana: "Estar todo el día en una clase rodeada de alumnos es mucho más complicado que rodar una película"
La abuela de la familia Alcántara en la serie 'Cuéntame cómo pasó' asegura que el oficio de la interpretación ha sido muy "generoso" con ella
Jorge Dávila
Destila la sabiduría de una maestra jubilada que ha disfrutado con la docencia, un brillo en sus ojos que ratifica que se lo ha pasado de cine en el mundo de la interpretación y una conversación fluida y profunda que sólo se gana con el paso de los años. María Galiana (Sevilla, 1935) estuvo el viernes en Tenerife con Cuéntame tu Navidad, una exquisita selección de textos [Lope de Vega, San Juan de la Cruz, Rubén Darío o Gloria Fuertes] cuyo eje gravitatorio está conectado con las fechas festivas que aún celebramos. «Uno de mis textos preferidos en este momento es El viaje definitivo, de Juan Ramón Jiménez... Es un verso muy corto que habla de cuando él muere... Como ya soy tan mayor [sonríe] y estoy tan cerca de la muerte, seguramente, ése es el que más me llena», confiesa Herminia López, uno de los pilares de la longeva serie de televisión Cuéntame cómo pasó.
¿Cómo suena ‘El viaje definitivo’?
Yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando... No es un poema de Navidad.
¿Y usted sobre los escenarios?
Ahora estamos de gira con Cuéntame tu Navidad, pero en enero recuperamos las funciones de La reina de la belleza. Logroño, Pamplona, Málaga... Vamos a estar picoteando en varias ciudades hasta abril [ríe], pero me queda la pena de no regresar a Canarias al Guimerá –cerrado por mantenimiento– o al Cuyás. Esta tierra siempre ha sido muy generosa conmigo. ¡Otra vez será!
¿Qué lleva a una joven nacida en plena Guerra Civil al mundo de la interpretación?
Yo no elegí el mundo de la interpretación como oficio, elegí la docencia.
En ella estuvo hasta el 2000...
Sí, yo me jubilé por edad, no anticipadamente [ja, ja,ja...]. Mi desembarco en el mundo de la interpretación fue algo casual. Bueno, tuvo algo que ver que hubiera hecho teatro en mi etapa universitaria [María Galiana Pérez es licenciada en Filosofía y Letras y se especializó en Historia del Arte], a finales de los años 50. Los dos últimos no hice nada porque me di cuenta de que estaba tardando más de la cuenta en acabar la carrera y lo que quería era terminarla... A partir de ese instante no volví a los escenarios hasta treinta y pico años más tarde.
"Mi relación con los alumnos siempre fue placentera. Todo lo que me cuentan ahora me produce lástima, pero cierta tranquilidad por el hecho de que no me haya enterado"
¿Qué es más duro, lidiar con la tiza día a día o tener que aprenderse un guion?
Dar clase [comenta sin dar margen a la duda]... El oficio de enseñar es más duro que el de la interpretación. No hay comparación. Levantarse durante años a las siete o siete menos cuarto de la mañana, porque yo elegía las ocho u ocho y cuarto para dar mi primera clase del día, es una tarea muy ardua... Estar cuatro horas en un aula, un recreo y la guardia que te podía caer de vez en cuando es infinitamente peor que subirte a un escenario o encerrarte en casa para estudiarte un libreto. Ahora es cuando estoy descansando.
Conocemos a María Galiana actriz, más que nada por su largo rol como Herminia en la familia Alcántara, ¿pero cómo era la María Galiana profesora?
Tuve la suerte de formar parte de una docencia que aún no se había desestructurado. A mí no me llegaron los primeros balbuceos de la ESO; yo soy de las del antiguo bachillerato (los tres años y el C.O.U.). Estaba encantada con mis dieciocho horas semanales de Historia de España y (3º B.U.P.) e Historia del Arte (C.O.U.). Mi relación con los alumnos siempre fue placentera. Todo lo que me cuentan ahora me produce lástima, pero cierta tranquilidad por el hecho de que no me haya enterado.
¿Usted prefiere vivir alejada de esa ensalada de siglas y programas en lo que han convertido la enseñanza en España?
Oigo cosas, me cuentan cosas, veo cosas... Pero a estas alturas de mi vida es algo que ya no ocupa ninguna de mis preocupaciones.
Si no es la única, debe ser de las pocas profesoras de este país que tiene una participación en un película ganadora de un Oscar.
Mi marido, en paz descanse, era muy gracioso y me repetía muchas veces: Tienes la uñita del dedo chico de un Oscar [María Galiana apareció en los créditos de Belle Époque, de Fernando Trueba].
Ese reparto era ‘Bocatto di Cardinale’, ¿no?
La primera película que hice más o menos profesional fue Pasodoble (1988), de José Luis García Sánchez. Él me metía en muchos de sus proyectos y, además, me recomendaba a otros directores. Uno de ellos fue Fernando Trueba, que estaba rodando Belle Époque en Portugal. Sólo fueron un par de secuencias –María Galiana interpreta a La Polonia-, pero en el rodaje me encontré con Fernando Fernán Gómez, Penélope Cruz, Gabino Diego, Ariadna Gil, Jorge Sanz, Maribel Verdú, Agustín González, Miriam Díaz-Aroca, Chus Lampreave… Yo estaba como loca entre tantas estrellas, pero me mantuve serena. El mundo de la farándula no significa nada para mí. Los compañeros se siguen riendo de mí porque llego al teatro, hago mi función y vuelvo a casa como si nada. Ellos me preguntan dónde vas y mi respuesta siempre es la misma: a mi casa; a dormir. Hay actores y actrices que no pueden hacerlo porque la adrenalina que les produce una función no les permite irse a casa. Yo sí, ¿dónde mejor voy a estar que en casa o en el hotel?
"A los directores de cine les suelen gustar los cambios y buscar caras nuevas, a no ser que seas un hombre de mediana edad... Si te llamas José Coronado, Javier Gutiérrez, Luis Tosar, Antonio de la Torre, ¿sigo?... Éstos salen en todas las películas"
En casa, además de la uñita del pie de un Oscar, tiene un Goya, que es algo que no está al alcance de todos los que ejercen el oficio de la interpretación…
…¿sabe dónde tengo al cabezón? [silencio]. En el lavadero. Hice una obra en mi casa de Sevilla y los peones creían que el castillete de la azotea lo iba a usar como lavadero, que no lo es. Me hicieron unas baldas pensando que allí pondría el jabón, el suavizante, la ropa sucia… Nada de eso. Allí tengo el Goya y un montón de premios más. Yo creo que me los siguen dando porque soy graciosa, se me da hablar y los dejó bien [ja, ja, ja…].
¿Qué es para usted el mundo de la interpretación?
Uno de mis hobbies preferidos que he desarrollado de la mejor manera que he podido y en el que me sigo divirtiendo. Yo me he aprovechado al máximo un don que habitaba en mi interior.
¿Las mujeres lo tienen un poquito más difícil en el oficio de la interpretación?
A los directores de cine les suelen gustar los cambios y buscar caras nuevas, a no ser que seas un hombre de mediana edad... Si te llamas José Coronado, Javier Gutiérrez, Luis Tosar, Antonio de la Torre, ¿sigo?... Éstos salen en todas las películas.
¿Dónde está el fallo?
Antonio de la Torre no deja de hacer una o dos películas al año. Ehhh, las hace muy bien, pero los guionistas escriben sus historias pensando en actores con ese perfil, no en la posibilidad de meter a una actriz con muchos años en el oficio… Hay muchas mujeres olvidadas en el cine español.
¿Qué le ha dado Herminia en ‘Cuéntame cómo paso’?
Nada. Herminia no era nada del otro jueves y los guiones tampoco son demasiado complejos [ríe]. Bueno, sí… Cuéntame cómo pasó me ha dado muchos años de buenos momentos.
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