Entrevista

Miguel Poveda: "Celebro más que alguien venga a escucharme que mi cumpleaños"

El cantaor catalán reside en la Costa del Sol, donde se encuentra "feliz y sereno". Una plenitud que transmite en sus discos, cada vez más desinhibidos, y sus recitales, donde lo único necesario, dice, es llevar el corazón. Háganlo el 17 de junio (Plaza de Toros de La Malagueta) y el 5 de agosto (Jardines de la Cueva de Nerja)

Miguel Poveda, en una imagen promocional de 'Diverso'.

Miguel Poveda, en una imagen promocional de 'Diverso'. / La Opinión de Málaga

Víctor A. Gómez

Miguel Poveda (Barcelona, 13 de febrero de 1973) lleva 35 años cantando a quien le quiera escuchar. Empezó profesionalmente cantando a los turistas en los tablaos en aquella Cataluña, la de 1989, a punto de explotar como superpotencia mundial de ocio. "El tablao fue un gran aprendizaje, allí se cantaba a diario dos y tres pases. Y a mí me daba igual si eran turistas: yo cantaba a las almas que allí se acercaban sin ponerles etiquetas". Este verano tiene dos conciertos entre nosotros, uno en una plaza de toros (17 de junio, La Malagueta, dentro del 101 MusicFest) y otro en los jardines de una cueva mítica (5 de agosto, Cueva de Nerja), pero a él los escenarios no le condicionan la garganta y el corazón; lo suyo es el público, esos "seres humanos que acuden de forma voluntaria a oxigenarse con el arte". "Y yo eso lo celebro más que mi cumpleaños", nos dice el cantaor.

Miguel Poveda estrena década de vida (la quinta ya), instalado en una plácida madurez artística y vital. Algo en lo que ha tenido mucho que ver la Costa del Sol, por cierto: "Málaga me encanta desde siempre, tengo grandes amigos aquí y ahora mi residencia está en la provincia. Aquí me siento feliz y sereno". Presenta su más reciente disco, 'Diverso', un trabajo con el que quiere "tender puentes": "Busco moverme en total libertad y mostrarme con todo aquello que se ha ido adhiriendo a mí durante estos años, con toda esa diversidad con la que he crecido, tanto en mi barrio de Badalona como luego en Barcelona, con diferentes músicas en las que podido participar". Por eso el disco, en el que hay canciones de Willie Colón, funk y jondo ortodoxo, es un diálogo entre artes y géneros para concluir que el pellizco es universal; un repertorio que es el resultado de una de las actividades favoritas del cantaor, viajar: "Me ayuda a mi crecimiento personal a todos los niveles y como no, incorporo esos conocimientos a la música, es imprescindible viajar con el alma y los ojos de par en par para contemplar el privilegio que es estar en este planeta y también para tener empatía y ayudar al que lo necesita".

Desinhibición

'Diverso' es también una desinhibición. Le preguntamos a Miguel Poveda si, mirando hacia atrás en su trayectoria, se ha dicho muchas veces que no a sí mismo, a sus impulsos creativos, por el qué dirán los demás. Y lo tiene claro: "No, siempre he hecho lo que me ha apetecido aunque es verdad que me preocupaba más de eso. Ahora sigo haciendo aquello en lo que creo pero no espero más que el resultado de sentirme satisfecho con el trabajo realizado, aunque es algo muy difícil: siempre te queda algo que hubieses corregido".

Una carrera que ha ido discurriendo de unos inicios discográficos tan exigentes como alabados (incluso por publicaciones no del jondo como 'Rockdelux') en sellos clave del aperturismo flamenco como Nuevos Medios hacia proyectos en majors que abrazan una mayor popularidad; un camino, a golpe de impulso, sin ruta ni planos: "No me miro ni me analizo en ese sentido, sigo haciendo camino y voy cambiando de piel continuamente según me habla el cuerpo y el alma", asegura.

Y ahora el cuerpo y el alma le piden cantar a su público "un repertorio que va desde el flamenco más tradicional a la poesía de Federico [García Lorca] o los textos de Rafael de León o Antonio Gallardo" con el que espera que se emocionen. Lo único que se necesita para ello es, dice, "el corazón, una herramienta de sentir". "Al final se trata de eso", remata.

Flamenco

Los artistas flamencos siempre hablan de la necesidad de proteger el flamenco, pero quizás sea más necesario todavía darlo a conocer. ¿Qué opina Poveda? "Lo que hay que hacer es darle más valor a los historiadores, que tengan la oportunidad de dar sus charlas y publicar sus libros para que este arte esté cada vez más documentado, entre otras cosas", argumenta el cantaor.

Una de esas ramas de estudio es algo polémica: hace unas semanas, en Málaga, hubo un seminario sobre la importancia de la cultura negra en la configuración de las raíces del flamenco. Evidentemente, la comunidad gitana es la clave en el jondo, pero las investigaciones históricas recientes demuestran que no fue la única que participó en su génesis. La opinión de un cantaor al que le resultó más complicado entrar en los círculos jondos al no tener padres andaluces resulta importante. ¿Estamos preparados para ese debate, para esa conversación? "El debate es algo que cada vez se hace más complicado, se lleva más la confrontación y yo huyo de eso. Mis padres no son andaluces pero sí lo era mi barrio y así crecí, en diversidad", zanja conciliador.

Hablando de padres, Miguel Poveda lo es desde hace ya 8 años, de un niño llamado Ángel. Los que busquen en él un heredero artístico parece que pueden esperar sentados: "Mi hijo no opina mucho de mi música, por el momento no parece que le llame. Él está en su mundo de niño". Y no parece preocuparle al padre. Como tampoco que, por ejemplo, en la reciente lista de 'Rolling Stone' de los 200 mejores vocalistas de la historia sólo aparecieran dos españolas, Rosalía y Rocío Dúrcal: "Ni me preocupa. No sé quién decide esa lista, pero cada uno tiene la suya. Yo tengo claro que en la mía sería imposible que no estuvieran Camarón, Isabelita de Jerez o La Niña de los Peines". Seguro que en la de muchos está Miguel Poveda.

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