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Arte

Viaje al crucero nazi sin clases

La artista Irene de Andrés presenta en el MACE el libro y el vídeo ‘El barco no espera’ sobre la historia del ‘Wilhelm Gustloff’

La artista con el libro, cuya portada es una postal original del crucero ‘Wilhelm Gustloff’ en la que se ven las ruinas de Pompeya, una de sus escalas. C.M.

El proyecto en el que Irene de Andrés lleva embarcada más de cinco años es la investigación sobre el programa de control y adoctrinamiento nazi ‘Kraft durch Freude’ (‘Fuerza a través de la alegría’), cuyo fin era asegurarse la adhesión de la clase trabajadora a través de una reglamentación estricta del ocio. El viernes presentó en el MACE el libro ‘El barco no espera’ y el vídeo que ha grabado sobre los menús que se servían a bordo.

En la pantalla se suceden en bucle las imágenes de los tres menús que ofrecía en 1939 el crucero nazi ‘Wilhelm Gustloff’, el "barco sin clases", pieza clave del programa de adoctrinamiento y control de la clase trabajadora a través del ocio por parte de la Alemania nazi (‘Kraft durch Freude’ o ‘KdF’, ‘Fuerza a través de la alegría’). Alguien, de quien solo vemos las manos, desayuna, come y cena sobre un mantel blanco platos tradicionales alemanes, abundantes, contundentes y poco apetecibles; la repetición de ese ritual incesante con un comensal sin cabeza ni cuerpo que come sin parar acaba siendo inquietante y hasta repulsiva para el espectador. Irene de Andrés presentó el viernes su libro ‘El barco no espera’ en el Museo de Arte Contemporáneo (MACE) mientras detrás proyectaba el vídeo titulado igual; ambas piezas forman parte del proyecto que investiga la historia del primer crucero nazi y que desarrolló durante su residencia en la Academia de España en Roma.

La artista encontró los menús originales del barco y los cocinó con la colaboración de Javi Álvarez (autor de la banda sonora) y Maral Kekejian. Los tres son los actores de la grabación. También buscó la misma vajilla que había en el barco. El resultado es un vídeo pensado para proyección cenital que transmite la sensación de control asfixiante a través de los horarios estrictos de las comidas de aquellos pasajeros: "Era muy militar", explica De Andrés. La directora del MACE, Elena Ruiz, remarca también que "son menús pantagruélicos, hay que llenar la barriga porque forma parte del programa de alienación".

Nada es por azar: esos platos tan tan alemanes responden al mismo propósito en torno al cual está diseñado el programa de vacaciones para la clase obrera, en el marco del régimen totalitario nazi. Así lo explica De Andrés en su libro: "Necesitamos un pueblo relajado y con ‘los nervios de acero’ para hacer ‘grandes políticas’, afirman con contundencia [el responsable del KdF y el propio Hitler]. Qué mejor que unas vacaciones en el mar para cumplir su cometido. Vayan donde vayan, el objetivo es el mismo: la exaltación de la cultura alemana por encima de todo". La artista subraya también la función de la práctica deportiva en la alienación de la población en la dictadura nazi.

El origen del turismo de masas

Irene de Andrés buscaba el origen del turismo de masas, de esos enormes cruceros que fagocitan ciudades y desembarcan de golpe miles de personas, como en San Juan de Puerto Rico, donde la artista comenzó en 2015 a investigar la evolución y el modelo de estos barcos que "son más grandes que la ciudad, la engullen". De Andrés observaba las analogías perturbadoras entre el colonialismo y el turismo actual, que tienen en común su carácter depredador: una ciudad clave para los conquistadores españoles ahora es símbolo "de la conquista yanky porque casi todos van de EEUU a veranear": "Desde entonces estudié el origen de ese modelo de vacaciones. La primera fue la United Fruit Company y el crucero se llamaba ‘The Great White Fleet’. Uno de sus eslóganes era ‘siguiendo a los conquistadores por el Caribe’". Precisamente el turismo, su evolución y la utilización y función del ocio dentro de la sociedad capitalista es el hilo conductor de la trayectoria artística de la creadora ibicenca.

Esa investigación lleva a la artista a Prora, el primer resort nazi (del que ha hecho un largometraje), y al crucero ‘Wilhelm Gustloff’. La publicación, diseñada por Marina Meyer, reproduce postales originales del crucero como un antiguo tarjetero de acordeón, y está coescrito por De Andrés y Marta Ramos-Izquierdo. "Thomas Cook y el KdF son precursores del turismo de masas, fueron los mayores turoperadores de los años treinta. Y este modelo de viaje luego ha evolucionado bajo otras ideologías", prosigue la artista en su intervención.

"El barco no espera" era una instrucción que había en el menú del crucero, según explica De Andrés, que recuerda que esto no ha cambiado y esta advertencia se repite en los actuales cruceros.

La investigadora explica al público que las dictaduras de los años treinta idean sistemas de control sobre el tiempo libre con el fin de "ganar adeptos entre la clase trabajadora y reducir la fuerza de los sindicatos, que habían sido muy poderosos a finales del siglo XIX y principios del XX: "Me fascinó más el programa nazi porque llegó a convertirse en el mayor turoperador del momento y por la forma que tenían de vender la alegría, y de hecho estuvo funcionando incluso en los campos de concentración para elevar el ánimo de los soldados. Esa dicotomía entre la aparente alegría y la realidad. Las imágenes que usan son muy poderosas, eran muy hábiles en publicidad; una de las que más me llaman la atención es en la que aparece la pareja aria mirando al horizonte. Qué bien manejan la alegría, esa idea de un futuro, un viaje, que tú también puedes vivir unas vacaciones de ensueño".

Elena Ruiz destaca en la presentación de la artista su doble faceta: "Irene de Andrés es artista, tiene un caudal creativo tremendo, pero por otro lado es una investigadora. Bucea en los temas, profundiza y esta parte me admira, porque está siendo a la vez acompasada con esa otra parte suya que es plástica".

De Andrés anuncia que el año que viene espera acabar la edición de una pieza (un vídeo) en la que reflexiona sobre la evolución del modelo de turismo de cruceros en la actualidad, que considera "insostenible": "Tengo una perspectiva crítica. Los cruceros contaminan una barbaridad y no dejan tanto dinero en los puertos".

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