Dice el poema más citado que "abril es el mes más cruel", pero su crueldad nace, como la de algunos políticos y muchos amantes, de la indecisión.

Abril, como cada día de abril, puede nacer soleado y morir tormentoso. Como en el Bingo: uno sabe cómo entra pero no cómo sale. "Mezcla de recuerdos y anhelos", es prólogo del verano que viene y epílogo del anterior (muchos, yo incluido, nacemos en abril, un baby boom anual de personas encargadas nueve meses antes). Su sol nos gusta porque es el primero, pero, sobre todo, porque podría desaparecer en cualquier momento: siempre es más bonito un lugar cuando lo abandonas y mejor una persona que podría esfumarse.

El almanaque insiste en que el año arranca en enero y las agendas escolares, en septiembre, pero la vida se desprecinta en abril. Por eso la primera virtud de abril es su promesa: espera la primavera la familia Bandini de la novela de John Fante (el padre avanzando sobre la nieve con los zapatos parcheados con un paquete de macarrones, la madre rezando mientras plancha para que llegue). Y el temor fundamental es que algún día no se presente. En 'Incerta glòria', de Joan Sales: "Un año no volverá la primavera. ¿Has pensado alguna vez que abril, el de la incierta gloria, se nos está escapando de los dedos? Incierta o no, es la única gloria".

Abril es el primer sorbo de cerveza y lo bueno de abril es que podría ser cualquier cosa. Su carácter nace, como el de Fouché, de su falta de carácter definido. Un trilero puede jugar a los anagramas y convertir la alegría en alergia moviendo una sola letra con el índice. Siempre recordamos la primera vez (sexo, voltereta, brindis) y no sabemos nunca cuando llegará la última (sexo, voltereta, brindis) y eso es precisamente este mes, que nace y muere cada día, como los mosquitos. En el que todo está por estrenar y por guardar: conviven bufandas y bañadores (los recuerdos y anhelos de T. S. Eliot) y la lluvia puede ser el cambio esperado e imprevisible (al que cantaban The Go Betweens). 

Abril: Un mes adolescente, de indecisión cruel y contradictorio encanto. Un gran mes para empezar algo"

Escribió Shakespeare, que de esto sabía mucho (nació y murió durante este mes), que "abril, sublime en gamas, con todos sus adornos, pone en cada cosa su alma juvenil". Un mes adolescente, de indecisión cruel y contradictorio encanto. Un gran mes para empezar algo. Para esa 'incerta glòria' con la que se desperezan días, estrenamos relaciones, ensayamos recetas culinarias, planeamos viajes a pie, tecleamos la primera palabra de novelas y se publican primeros números de suplementos libreros: "Solo triunfan los imbéciles, los incapaces de proponerse nada imposible".

Abril es, además de tanta inspiración literaria, el nombre de la periodista de las Tortugas Ninja. Suena como el timbre de una bici de paseo cuesta abajo.