El rock está de luto. Miguel Vicens, el bajista de Los Bravos, una de las escasas bandas españolas que tuvo repercusión internacional en los locos 60, sobre todo gracias a su hit Black is Black, ha fallecido este sábado a los 77 años.

Miembro fundador del histórico grupo, preparaba estos días con su compañero Pablo Sanllehí el concierto que iban a ofrecer en el Trui Teatre el 5 de marzo, un regreso que afrontaban cargados de ilusión después de que Quentin Tarantino eligiera una de sus canciones para la banda sonora de su película. 

Nacido en El Ferrol, Miguel Vicens presumía de doble nacionalidad, gallega y mallorquina. Su padre era marino y a los ocho meses de nacer lo destinaron a Mallorca, fijando su residencia en Sóller. La armónica fue su primer instrumento, luego llegaría la guitarra y, finalmente, el bajo. "Empecé tocando la guitarra en el servivio militar, en Cabrera, sobre las rocas. En Saint-Tropez coincidí con el Sinatra mallorquín, Toni Obrador, y me gané la vida un tiempo pasando el sombrero. También tuve un dúo con Leo, el que sería bajista de Beta Quartet, con quien hacíamos versiones del Dúo Dinámico, y cuando Leo se fue a Beta me pidieron si podía tocar el bajo", relató a este diario en 2019, con motivo de la publicación del volumen Historias de Los Bravos.

Con Los Bravos, Vicens y el resto de integrantes del grupo, entre ellos el cantante Mike Kennedy, tocaron el cielo. "Menos dinero, Los Bravos me lo ha dado todo. En aquel momento éramos jóvenes y vivíamos. Gracias al grupo pude conocer a los Beatles y los Stones, alternar con Jimmi Hendrix... Una experiencia muy agradable", recordaba. Pero no todo fueron dulces. Vicens también viviría episodios dramáticos: "Los músicos éramos bastante perseguidos por los grupos anti-drogas. Un día me sacaron de Barbarela a punta de pistola porque les dijeron que habían encontrado un papel de fumar dentro de mi coche. Por un paquete que me metieron en el coche estuve en la cárcel. Me condenaron a tres años y cumplí unos ochos meses. También se aprenden cosas ahí dentro".

En 2019, más de medio siglo después de que Los Bravos irrumpieran en la escena musical, el grupo vivió su enésima resurrección con un padrino de lujo: Quentin Tarantino. Su tema Bring a little lovin conquistó al célebre cineasta, que lo incorporó a la BSO de Érase una vez... en Hollywoodpelícula protagonizada por DiCaprio y Brad Pitt.

Bring a little lovin fue la canción que más éxito internacional dio a Los Bravos tras Black is Black, un tema que, según apuntaba Vicens, la interpretó en sus orígenes el grupo australiano Easybeats, hasta que el productor Alain Milhaud adquirió los derechos y la puso en la órbita del grupo que lideraba Mike Kennedy. "Nuestra canción era mucho más potente que la de los Easybeats", reivindicaba Vicens.

"Cuando me dijeron que íbamos a poner música a un película de Tarantino me dio un subidón, y encima con DiCaprio y Brad Pitt, dos monstruos. Sin duda esto incrementará nuestra popularidad", confesó Vicens, quien había recuperado la ilusión por la música en los últimos años.