Nick Mason y su actual banda, Saucerful of Secrets, se consagran al repertorio de las primeras etapas (1967-1972) de Pink Floyd, la formación que fundó con Roger Waters, Syd Barrett y Rick Wright. El nuevo grupo estrena trabajo discográfico, el doble en directo Live at the Roundhouse.

- ¿De dónde partió la idea de montar una banda para recuperar ese material más juvenil de Pink Floyd?

-Salió de Lee Harris, uno de los dos guitarristas. Cuando me lo propuso, yo me sentía un poco alejado del mundo de la música, aunque había disfrutado trabajando con Hipgnosis y el Victoria and Albert Museum en la exposición de Pink Floyd ( Their mortal remains). Pero me di cuenta de que echaba de menos tocar en directo. Lo que no quería hacer era una banda de versiones y tocar los éxitos, como Money y Comfortably numb. Era la oportunidad de hacer algo más libre.

- ¿Sin preocuparse por hacer réplicas matemáticas?

-El problema con el legado de Pink Floyd es que todo el mundo quiere oírlo de un modo perfecto y clavado al disco. Pero en la obra de nuestros inicios primaba más la actitud ante la música que tocar la nota exacta, y aquella libertad me atrae mucho.

- ¿Ve ese material como la versión genuina, quizá más inocente o más pura de Pink Floyd?

-Creo que hay una esencia ahí; una esencia primigenia. Es un Pink Floyd en sus fases iniciales, y me hace recordar qué se sentía estando en aquella banda en 1967: se trataba de experimentar y emocionarse con la música.

- La fuerza motora de la primerísima etapa fue Syd Barrett.

-Así debería considerarse. Si no hubiera sido por Syd, yo no estaría aquí. Él nos transformó por completo, de ser la banda de instituto que toca versiones de éxitos del top 20 a convertirnos en algo único. Nadie más podría haberlo logrado. Syd tenía una visión y una capacidad para hacer canciones en líneas muy diversas. Podía crear una pieza como Astronomy domine y luego un The gnome, que era muy distinto. Se movía en un rango enorme.

- Había muchas influencias en el aire. También del rhythm'n'blues: ese trepidante Double o Bo

-El rhythm'n'blues era lo que movía entonces a todas las bandas de Inglaterra. Todas querían tocar eso y tener un hit.

- Pero Pink Floyd aspiraba a explorar los límites del pop.

-No estoy seguro de que supiéramos lo que queríamos. Lo que hacíamos era probar cosas, buscar algo original, ya que no teníamos gran habilidad técnica para competir con la mayoría de las bandas de aquella época.

- En el camino que va de The piper at the gates of dawn (1967) a Meddle (1971) y The piper at the gates of dawn MeddleObscured by clouds

-Meddle gira en buena medida alrededor del sonido, pero la evolución es más confusa que eso, y hay que pensar también en los textos, que poco a poco se hicieron más importantes, hasta llegar a The dark side of the moon, donde lo eran tanto como la música.

- Con su banda actual recupera rarezas. ¿Desea reivindicar canciones como Vegetable man

-Sí, porque la gente que viene a nuestros conciertos sabe que no escuchará lo de siempre. Hay mucho más material que el de los siete primeros discos: singles, maquetas...

-The Nile song

-No, aunque todos estábamos al corriente de lo que hacían los demás. La música era muy importante. Ahora es distinto: en el área del entretenimiento hay videojuegos y otras muchas cosas. Respecto a The Nile song, era una pieza heavy metal, condicionada por una escena de More.

- ¿Le resulta doloroso hablar de Syd Barrett?

-Es una historia triste y te queda un poco de sentimiento de culpa. Porque apenas nos dimos cuenta de que algo iba mal con él, y aun ahora no sabemos plenamente qué le ocurrió. Suele pensarse que hubo demasiado LSD, pero ese no tiene por qué ser el elemento clave, en absoluto. Tiendo a pensar que lo que lo desestabilizó fue que seguramente no deseaba formar parte de una banda de rock'n'roll, sino que quería ser pintor. Pero nosotros éramos un poco naíf, y quizá no fuimos lo suficientemente empáticos con él.

- En Saucerful of Secrets no debe de haber los choques de egos de los viejos tiempos.

-¡No todavía! En serio, el ambiente en la banda es estupendo. Pero Pink Floyd no fue siempre una guerra. Estuvimos muchos años trabajando juntos la mar de bien. La mayoría de los desacuerdos surgieron pasado el tiempo y sobre asuntos que no tenían nada que ver con las grabaciones o los conciertos.