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El crimen masivo

El crimen masivo

Cuando el asesino es invisible, cuando no existe más que como concepto, lo más fácil es que nos inunde el terror. ¿Cómo luchar contra algo que no puedes ver, ni tocar, y del que desconoces su forma de moverse, su potencia real?

Hoy nos sucede con el coronavirus; que si va por el aire, que si vive cuatro horas o cuarenta y ocho en la ropa? ¿Alguien lo sabe a ciencia cierta, puede asegurarlo sin asomo de duda? Tal vez solo sepamos todos sus rasgos definitivos y contrastados dentro de algunos años, tal y como ha sucedido con otras enfermedades infecciosas a lo largo de la historia. Algo así sucedió en Londres en 1854. El cólera se extendía de forma implacable y demoledora, hasta que al doctor John Snow (sí, ya ven, tenía que llamarse como el héroe de Juego de Tronos) se le ocurrió hacer una perfilación geográfica, muy similar a la que se realiza en la actualidad para detectar el punto de anclaje de los asesinos y su zona operativa.

[PRIMERA ENTREGA

[SEGUNDA ENTREGA

Dividió la ciudad en cuadrículas, estudió los domicilios de la población más afectada, y descubrió que la mayor concentración de enfermos se encontraba en una zona abastecida por una compañía de agua concreta. Analizaron las aguas y descubrieron restos fecales en ellas, ordenando de inmediato paralizar la bomba de agua que abastecía aquel cruce de calles. Se detuvo la epidemia y, con recomendaciones de higiene extrema (recordemos que el concepto de higiene en el siglo XIX difería del nuestro) se salvaron miles de vidas.

El cólera era un asesino masivo, pero con una mente abierta y observadora como la de John Snow pudo ser detenido. A partir de los ochenta del siglo XX, el método de perfilación geográfica ya comenzó a ser utilizado de manera formal por parte de la policía. Es un sistema que se emplea en la actualidad, con excelentes resultados hasta en el 80% de los casos. Se estudian horarios, distancias, clima. Los asesinos, con frecuencia, también tienen jornadas laborales, y las horas de sus crímenes nos hablan también de su estilo de vida. Todo está en la paciencia, la observación y la lógica. Hasta con los asesinos invisibles.

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