Entre octubre de 1978 y enero de 1984, los actores Juan Margallo y Jesús Sastre lideraron 'El Gayo Vallecano', la primera compañía estable de teatro independiente de Madrid que tomó su nombre inspirada en el equipo de fútbol del barrio y cuya historia es recordada 36 años después en un libro.

La noche del 21 de junio de 1978 falleció Luis Marín, un cantaor andaluz residente en Vallecas que militaba en la agrupación política ORT (Organización Revolucionaria de los Trabajadores). Un coche lo atropelló en el Paseo de Calvo Sotelo -actual Recoletos- y se dio a la fuga.

Algunos compañeros de militancia como Juan Margallo y Jesús Sastre organizaron un concierto para honrar su memoria. Buscando un local para celebrar el evento se encontraron con una sala del colegio Raimundo Lulio, en el número 96 de la Avenida San Diego. Hablaron con los responsables del centro y presentaron un proyecto que fue aprobado.

Fue entonces cuando vieron la posibilidad de dejar las largas giras recorriendo pueblos en furgoneta y perseguir "el sueño de crear una compañía estable para descentralizar la cultura y llevarla a los barrios", confiesa Juan Margallo.

La intención era convertirse en una asociación cultural abierta a todo tipo de personas e instituciones, pero con independencia de partidos políticos y sindicatos. No buscaban beneficios, solo vivir de su profesión y las ganancias obtenidas serían reinvertidas en mejoras las instalaciones y la apertura de nuevas actividades.

Para buscar el nombre se reunieron en casa de Fermín Cabal con el objetivo de encontrar uno que estuviese asociado al barrio de Vallecas. Éste puso como ejemplo el Rayo Vallecano, pero al parecer su dicción no fue muy clara y Juan, que no entendía mucho de fútbol, entendió Gallo. Tras las risas, en un paso más decidieron que la palabra fuera con 'y', que según la RAE como adjetivo significa 'alegre y vistoso'.

El nombre surgió solo un año después del histórico ascenso a Primera de un Rayo Vallecano que, en su debut en la máxima categoría del fútbol español, se convirtió en el denominado 'Matagigantes' en el que jugaron Felines, Potele, Landaburu o Anero y venció a Real Madrid, Athletic de Bilbao, Valencia, Atlético de Madrid o Barcelona.

"Recuerdo que íbamos a actuar en un microbús que habíamos comprado al Ejército de Salvación y que ponía 'A sangre y fuego'. Al llegar a los sitios pensaban que llegaba el equipo de fútbol pero no, éramos nosotros, los actores", recuerda Juan Margallo, que logró llevar algunos de sus montajes a Venezuela, Cuba y Rusia.

Aparte de la infinidad de obras de teatro que representaron durante años, El Gayo Vallecano también desarrolló una gran laboral educativa con cursos de fotografía, danza, cerámica, imagen, periodismo, música o iluminación. Los cursos fueron destinados a adultos, niños y personas de la tercera edad, pero también hubo otros destinados a personas con movilidad reducida o discapacidad intelectual.

Uno de sus montajes más importantes fue 'La gran feria mágica' destinado al público infantil hasta doce años y que llegaron a ver cerca de cinco mil niños en el CCC Fuenteovejuna, a cuya última representación acudió el alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván. En esa obra no había butacas ni escenario fijo, sino que los niños atravesaban una puerta y comenzaban las sorpresas y las aventuras.

El Gayo Vallecano siempre tuvo una importante vertiente solidaria a lo largo de toda su existencia. Un ejemplo fue la organización de un festival de música para los damnificados por el aceite de colza y que contó en su cartel con nombre como Joan Manuel Serrat y Luis Eduardo Aute y artistas relacionados con la compañía como Luis Pastor y Suburbano.

Las dificultades económicas y el escaso apoyo de las autoridades municipales, que decidieron apostar por el fomento de sus propios centros culturales, provocaron la desaparición de 'El Gayo Vallecano'. Treinta y seis años después de su disolución, el libro 'El Gayo Vallecano', escrito por Roberto Angulo, recupera la memoria de lo que en su momento fue un ejemplo de lucha en la escena teatral independiente.