Los precios de las entradas a conciertos de música en vivo en Estados Unidos aumentaron un 55 por ciento en la última década, con un coste medio por boleto de 94,83 dólares (85,50 euros).

Las entradas más caras fueron para Rolling Stones, cuyo valor por billete se situó en 226,61 dólares (203,60 suros) según una información publicada por "The Wall Street Journal".

Una de las explicaciones a este aumento se debe a que los ingresos de los artistas cada vez dependen más de los beneficios derivados de sus giras.

También se ha producido un "refinamiento" a la hora de estipular los precios de las entradas por parte de los productores, que al comprobar la alta demanda en las páginas de reventa decidieron hacer más dinero directamente con el primer comprador.

Otra de las razones para el aumento en los precios es la gran cuota y control del mercado que posee la promotora Live Nation, especialmente tras su fusión en 2009 con Ticketmaster.

En su momento, varios artistas como Pearl Jam o Bruce Springsteen protestaron contra lo que se ha convertido, a efectos prácticos, en un monopolio.

Desde la fusión en 2009, el Senado de Estados Unidos ha intentado aprobar sin éxito la ley "BOSS" (Better Oversight of Secondary Sales and Accountability in Concert Ticketing) para evitar el sobreprecio de las entradas de reventa en páginas que generalmente también son propiedad de Live Nation.

En cualquier caso, existe un auge de los negocios de eventos en directo que llena el vacío en las arcas de los artistas producido por la caída de las ventas de sus CDs.