La mejor añada de cine gallego oferta desde hoy a nuestro paladar un nuevo sabor en los cines, el del filme "Longa noite", una película redonda con alguna arista destinada a que duela algo recóndito. No es su director, el lucense Eloy Enciso, un autor que busque la indiferencia ante sus películas. Militante del Novo Cinema Galego, ha llevado la maestría de la poética cinematográfica, con digresión reflexiva sobre la libertad, hasta un punto sublime.

Es más que posible que los amantes del cine de Bourne y otros superhéroes, Crepúsculo o American Pie no conecten con esta apuesta. Sin embargo, deberían verla. En ella, se siente el miedo a la falta de libertad, a la guerra, a la vida cuando cuando es una cuestión de suerte. Es una clase de historia de Galicia y España con el 36 de por medio pero contada de otra manera. Por ello, llevó el Boccalino de Oro a la mejor dirección este año en Locarno, entre otros premios. El lunes día 9, en los Multicines Norte estará el cineasta presentando la película a las 20.20 horas.

-¿Qué le llevó a realizar esta película tan arriesgada?

-Fueron dos razones básicamente. Quería continuar el trabajo de "Arraianos" con actores no profesionales y con el mismo equipo. Pero "Arraianos" es una película más luminosa, más diurna; y ahora quería hacer una exploración de la noche, de la oscuridad. Temáticamente, "Arraianos" estaba situado en una especie de no tiempo, en una aldea perdida en la frontera; con esta, quería situar la película en un contexto histórico más identificable para el público. Cuando empezó el proyecto, yo, al igual que gran parte de España, estaba pasando por una crisis económica y laboral muy fuerte. Empecé a interesarse por las razones de esa crisis y me pareció identificar algunas claves en el primer franquismo, en el que está situado el filme.

-¿Por qué apuesta por actores no profesionales?

-Para mí, es una forma de abrir la película y el cine. Es interesante ver cómo el cine puede tener una raíz de arte popular. También hay una parte práctica. La preparación de textos y ensayos iba a ser largo y eso no facilitaba trabajar con gente profesional que tiene otras exigencias. Y, a mí, me gusta trabajar con actores fuera de su zona de confort; hay un resultado que puede ser menos refinado pero tiene un trasfondo de autenticidad que se transmite.

-El filme gira mucho alrededor del concepto de libertad. Un personaje dice sentirse cansado de ver que todos se vigilan. Hablan de la dictadura pero a día de hoy también da esa sensación...

-Si, la Ley Mordaza... Bueno, mi idea no era hacer un filme con rigor historicista. No quería una película hablando de qué pasó sino del cómo, cómo funciona una sociedad de corte totalitario. Analizando ese cómo podemos ver similitudes con el presente. Un sistema no es solo la foto de un señor con bigote, sino la ideología que se va filtrando de arriba hacia abajo y horizontalmente entre los propios ciudadanos. Las conversaciones de los personajes intentan analizar eso, los mecanismos del miedo, del control.

-¿Cree que la sociedad es consciente de la falta de libertad que tiene hoy en día?

-Bueno, no sabría hacer un análisis sociológico de eso. Evidentemente, hay mecanismos que no conocemos ni controlamos. No dependen de nosotros. En ese sentido, sí que podemos decir que hay una tendencia. Una cosa es la información y otra es quién decide esa información o qué hacen con nuestra información. Nuestra opinión política la decide más un algoritmo que nosotros mismos. Son nuevos mecanismos ante los que tenemos que estar atentos. Bajo esa aparente libertad de los clics, también hay un ordenamiento y no lo hacemos nosotros.

-Hay escenas con nieve real, ¿fue el rodaje dificultoso?

-Fue, efectivamente, un rodaje difícil. Es difícil rodar en el exterior y además, si grabas de noche y en el invierno del interior de Galicia, más. A mí, me gusta filmar en espacios naturales porque añaden dificultad técnica y práctica pero te permite estar más concentrado. Rodar en la Ribeira Sacra, en las altas montañas, fue complicado pero nos permitió concentrarnos más en la película.

-¿Guarda alguna anécdota del rodaje?

-En esa escena de nieve en el filme, había una tormenta de nieve y llegamos a casi perder a los actores. Se les ve caminando a lo lejos y uno se cae, eso pasaba realmente. Otra cosa son los animales que se escuchan en la escena del río cuando van en la barca, esos sonidos también eran reales. Realmente estaba pasando.

-¿Qué destacaría del personaje principal, Anxo?

-Siempre lo he visto como un personaje que no se desvela inmediatamente y que, en la primera parte de la película, es más bien un recolector de historias. No me interesaba hablar de esa época con una visión de dron del historiador que planea por encima de acontecimientos sin acercarse a las personas concretas. A mí, me interesaba que la reconstrucción de la época fuese a través de muchas voces y puntos de vista. El personaje se construyó como recolector de historias que regresa a su lugar de origen y encuentra diferentes puntos de vista que explican cómo funciona esa sociedad: desde unos pobres pidiendo a la puerta de la iglesia, a un comerciante, un aspirante a alcalde, una señora en una estación€ Poco a poco, vamos conociendo más de ese personaje y en la tercera parte sabemos más de su historia, que representa a una colectividad. En la última parte, con las cartas que él va leyendo, se entiende que son cartas reales y escritas por diferentes personas y que él representa a una parte de la sociedad. Fueron cartas escritas por presos en cárceles y campos de concentración en Galicia y fuera de Galicia.

-El director Lois Patiño aparece en la figuración, ¿usted también?

-Como es una producción pequeña, aprovechamos que Lois estaba por allí para incluirlo como figurante cuando están en una especie de batida por el bosque. Yo también estaba en un par de planos. Bueno, realmente, aparece casi todo el equipo. En el autobús, aparece la directora de producción€ Yo estaba en un andamio en la escena de obreros pero, en mi caso, quedaron fuera esos planos. No era con voluntad de aparecer sino por una solución práctica al trabajar con bajo presupuesto.

-¿Tenía como fin la poesía en imágenes?

-Sí, para mí, esa es otra de las cualidades del cine,que puede construir pensamiento a partir de la forma. "Longa noite" es un filme donde la palabra tiene mucha importancia pero no se renuncia a la potencia del cine, como una expresión plástica, sensorial. Es un posicionamiento del autor, como que no se trata de hacer cine político sino filmar políticamente. Eso significa también acercarme al idioma, a los rostros. Quería huir de la literalidad, que las historias sean abiertas para que el espectador tenga libertad de acercarse al filme y recorrerlo con libertad, no dirigido.

-Este es un gran año para el cine gallego.

-Sí y quiero animar a la gente porque este es un año muy bueno y muy importante para consolidar o intentarlo un cine hecho desde aquí, que habla nuestro idioma y que muestra lo que somos, con el filme de Óliver Laxe, Jaione Camborda y el que está a punto de estrenar Lois Patiño. Es una oportunidad única y me siento muy orgulloso. No lo puedo ocultar. Ahora, es la gente la que debe opinar.