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Dolores Redondo: "Todos tenemos un lado del corazón al que no dejamos acceder a nadie"

La escritora promociona en Galicia su nueva novela, "La cara norte del corazón"

Dolores Redondo, en Elizondo. // Cedida

"La cara norte del corazón" (Destino), la nueva novela de Dolores Redondo (San Sebastián, 1969) desvela algunas de las pistas sobre el pasado de la inspectora Amaia Salazar sembradas en la exitosa trilogía del Baztán. Y planta nuevas semillas para futuras entregas. La escritora asegura que tenía una deuda con los lectores, que era explicar por qué sale de Elizondo siendo aún una niña. En esta precuela, Salazar está Nueva Orleans, colaborando con el FBI en un caso, y en el ojo de uno de los huracanes más devastadores, el "Katrina".

-La novela negra acapara las estanterías de las librerías. ¿Nos atrae lo macabro?

-Lo macabro, no. Nos gusta la buena literatura y ahora se está haciendo una muy buena literatura negra. Desde que llegaron Larsson y los nórdicos se ha establecido un gusto importante por la novela negra y ya nadie cuestiona el género.

-Sus novelas abarcan conceptos que se escapan de la novela negra más pura.

-Creo que, por eso, y por respeto a la novela negra, no podemos decir que lo que yo hago lo sea. Aunque tiene aspectos comunes con esta, como la denuncia social, trata otros aspectos que no lo son, como conceptos históricos, antropológicos que tienen que ver con la mitología o con una exploración muy profunda de la familia que no suele ser habitual en la novela negra y menos de la familia del inspector, que suele estar más bien ligado a la investigación y resolución del caso. Pero creo que estos elementos la enriquecen.

-¿Cuál es la cara norte del corazón?

-La cara norte de la montaña es esa cara inaccesible, la de las tormentas, la más oscura. Y creo que nosotros también tenemos un acceso así de difícil en el corazón. Creo que hasta la mejor persona tiene un lado en su corazón donde guarda las cosas que duelen y donde no deja que nadie acceda. A Amaia Salazar le ha tocado conocer, sin querer, la cara norte y se ha hecho una experta en caminar por ella y en reconocer a los que caminan por ella, tanto a los que son exploradores como ella misma, como a los demonios que la pueblan.

-¿No podría entenderse a Amaia Salazar sin su pasado?

-Una de las razones principales de haberle dado todo el pasado que tiene es poder hablar de vencer el dolor y el miedo, no de vencerlo para siempre porque el dolor siempre vuelve, sino de empoderarse en él y usarlo como herramienta para luchar contra tus propios demonios y defender, en este caso, a las víctimas.

-El dolor también es un argumento que se emplea mucho para justificar el mal.

-Claro. Pero a mí la justificación de he sufrido para hacer daño no me sirve. Creo que hay quien ha sufrido mucho en esta vida y ha sabido ponerlo en valor. Lo peor de todo es que la mayoría de los que sufren muchísimo se queda sufriendo el resto de su vida.

-¿Por qué escoge un caso real para esta novela?

-Siempre que te encuentras con un caso como este es imposible no hacerte preguntas de cómo puede funcionar una mente así. Me llamó mucho la atención que es un asesino que no encaja en el perfil más habitual en novela negra. Es un asesino en la sombra, silencioso, alguien que no desea dejar huella y de hecho durante mucho tiempo está cometiendo sus crímenes aprovechando las grandes catástrofes naturales para hacerlos pasar por accidentes. También tenía una deuda moral con las víctimas del "Katrina", a todos esos "ciudadanos de segunda" que murieron en los días siguientes y no por el huracán, sino por el abandono del Gobierno Bush.

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