Lucía Rodríguez Olay es profesora de Secundaria -séptima mejor docente de España en su categoría en 2018- y docente asociada en la Universidad de Oviedo. También imparte cursos para profesores y talleres en Educación Infantil. Dirige actualmente un proyecto para todos los colegios de jesuitas de España titulado "Gigas for schools", sobre emprendimiento y tecnología, y está trabajando en una segunda tesis doctoral en Educación: "Estereotipos de género en la literatura infantil y juvenil"..

-¿Qué es lo que ha querido transmitir con su conferencia sobre estereotipos de género en la literatura para niños y jóvenes?

- Cómo están presentes en la sociedad en general. Para ello, los cuentos deberían verse desde otro punto de vista. No deben rechazarse, por supuesto. En el contexto en el que se crearon no había una conciencia. No se deben condenar, sino implantar una didáctica específica que tenga una perspectiva de género.

-¿En qué consistiría?

-En modificar características del argumento. Por ejemplo, en cambiar el final de la historia, o en atribuir roles diferentes al personaje (los enanitos limpiaban y cuidaban la casa, y Blancanieves bajaba a la mina). Pero a los niños hay que prepararles en el concepto. La literatura es un instrumento con el que construimos un mundo imaginario y desde el cual obtenemos una conciencia social. Por tanto, es algo que no podemos dejar al azar; es algo para trabajar, acompañar, para que los niños y niñas sepan elegir lo que les apetezca, elegir libremente, al margen de estereotipos.

-¿Hay mucha evidencia en diferenciación de estereotipos de género en los cuentos?

-En etapas prelectoras los conceptos son más similares. Los niños y niñas hacen la distinción de estereotipos en torno a los 5-6 años: empiezan a configurar su propia construcción de género, que es la construcción social.

-¿Sigue existiendo todavía cierto hermetismo en la sociedad?

-Hay un vídeo muy bonito que se hizo en una escuela de Londres en que se ve cómo los niños atribuyen profesiones al género masculino en los dibujos que hacen. Luego aparecen en clase profesionales en persona, siendo todos ellos mujeres. La sorpresa fue mayúscula. Solo 2 o 3 niños ponían el rol en femenino. Lo maravilloso de los niños es que son esponjas, y lo captan y aprenden todo. Y son el futuro. Hay que cuidarles mucho. Trabajamos para una sociedad más igualitaria.

-¿Qué trayectoria aprecia en torno a los estereotipos de género?

-Tras la primera ola feminista, que data de la época de la Ilustración, en los años 70 del siglo XX surgió la segunda, que es cuando las feministas incorporan el tema educativo a su agenda. Empiezan a ver que la escuela es muy importante para la socialización de los niños y de las niñas. Ahí empiezan distintos estudios, entre ellos, los de los álbumes ilustrados sobre estereotipos de género. Finalmente, se pueden extraer tres reflexiones: la literatura infantil y juvenil no es una literatura menor, la importancia que tiene la educación y, con relación a la educación, las figuras de las maestras y de los maestros. También hay que propiciar y potenciar la lectura: una lectura libre y sin etiquetas. ¿Cuál es la pega ahora? Pues que estamos atribuyendo roles masculinos a las chicas; deberíamos dar un paso más adelante, esto es, un buen reparto equitativo de responsabilidades. Hay que romper estereotipos. En cualquier librería especializada podemos encontrar libros fantásticos en los que se cuidan los estereotipos.

-¿Cuáles son sus libros de literatura infantil y juvenil de referencia?

- De literatura juvenil: "Harry Potter"; también cualquier libro de Roald Dahl, como "Charlie y la fábrica de chocolate", "Las brujas" y"Matilda". De literatura infantil: un álbum ilustrado, que tiene láminas divertidas y que favorece una interacción fantástica que se titula "El pollo Pepe", que me trae recuerdos de cuando se lo mostraba a mis hijos.

-¿Qué relatos, textos narrativos, pasados al cine, han trasladado más fielmente su argumento literario al celuloide?

-La saga de "Harry Potter", y las tres películas de Peter Jackson sobre "El Señor de los Anillos". También, en "Charlie y la fábrica de chocolate", la película está muy bien hecha con respecto al libro.

-¿Y qué película echa a perder más el texto literario original?

- "La Sirenita", en que nada tiene que ver la realidad del libro con -digámoslo así- la ficción de la película de Disney.

-¿Han cambiado mucho los niños en su encuentro con los cuentos?

- Ahora hay unos estímulos que hace dos décadas no había. Los cuentos tradicionales eran más bien cuentos contados, vienen de la tradición oral. Tiene un punto muy importante la oralidad. Por eso perviven los clásicos.

-¿Con qué obras no habría nunca que desconectar?

- He hecho una referencia a los clásicos en general. A los textos hay que darles otros enfoques, educativamente hablando. "El Lazarillo", "El Buscón", ? son fundamentales. Con "La Ilíada", "La Odisea", desde Grecia, la mitología nos la acerca Rick Riordan, con el título-saga "Percy Jackson", hijo de Poseidón, que es un bet-seller que nos ayuda a saber mucha mitología. Lo importante es la manera en que se trabajan las lecturas, en cómo se abordan.

-Desde la literatura, ¿cómo se aplicaría una clase de inteligencia emocional o autoconocimiento?

-La inteligencia emocional o el autoconocimiento pueden tratarse con actividades que abordan las inteligencias múltiples, con metodologías con gamificación (aprendizaje a través del juego), más innovadoras. Son metodologías nuevas, procedentes de proyectos para trabajar competencias lectoras, matemáticas, de la metacognición (aprender a aprender), ? Por tanto, las lecturas hay que trabajarlas en este cambio educativo del cual soy defensora, con nuevos enfoques y actualizaciones. No podemos hacer compartimentos estancos. Hay que confiar mucho en la educación.