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Entrevista con la periodista

Nativel Preciado: "El feminismo no va contra nadie, es en defensa propia"

La periodista y escritora publica 'El nobel y la corista', novela en la que habla de mujeres y del lado oscuro de Albert Einstein

Nativel Preciado colabora en televisión. Miriam Cos

Casi una veintena de títulos atesoran el legado de Nativel Preciado (Madrid, 1948). La periodista, colaboradora habitual de las tertulias televisivas, publica nueva novela, 'El nobel y la corista', con la que pone sobre la mesa el perfil de mujeres con poderío y el del famosa Albert Einstein, en concreto, su lado oscuro. Porque la genialidad no es óbice para que personajes como él escondan un pasado de infidelidades y maltrato hacia la mujer, algo que dejó a la propia Preciado más que sorprendida cuando empezó a leer sobre el científico. Aunque la protagonista de su historia es un mujer de armas tomar, como otras que la rodean, y con la que Preciado ha dejado de manifiesto, una vez más, su postura a favor de la igualdad y del poderío feminino.

Habituada a la actualidad y con pasión por la historia y las biografías, Preciado ha estado investigando mucho sobre la visita de 10 días del nobel a España y ha mezclado personas reales con ficticios en una historia con la que asegura haber "aprendido mucho".

Preciado: "Me sorprende que un genio como Einstein tenga un lado emocional tan deficiente"./ Vídeo: Miriam Cos

-¿El prestigio de este tipo de personajes tapa sus lados oscuros?

- Sin duda, el problema es que cuando miramos una obra nos parece que todo tiene que ser perfecto. Un genio no tiene por qué ser santo y tener una vida éticamente perfecta. Nos hacemos estos personajes a nuestro antojo, si es tan excepcional no puede tener un lado oscuro y muchos lo tienen. Los genios son muy ególatras.

"Siempre escribo para aprender cosas, en este momento me considero experta de la vida de Einstein", señala

-¿Puede ser que históricamente haya pasado lo contrario con la mujer?

- Para que se reconozca la genialidad de las mujeres a la lo largo de la historia han tenido que ser superdotadas, básicamente. Los defectos de las mujeres... es que no salía a la luz casi nada, si una mujer era así en algunos sitios se la lapidaba, no hay parangón posible. Ahora que estamos haciendo una labor de recuperación de la historia de las mujeres, Madame Curie, por ejemplo, que estaba perdidamente enamorada de su marido, al cabo del tiempo, cuando quedó viuda, se enamoró de otro y cuando le dieron el Nobel le dijeron que no era digna y que no fuera a recogerlo, solo porque le llamaban adúltera.

- Al hilo de tu historia, ¿las mujeres nos hemos perdido por el amor a los hombres?

- Yo lo que cuento en la novela a través del personaje es que es una pena que Mileva, que fue una matemática excepcional que ayudó a Einstein en todo, nunca fuera reconocida y eso que sabía más matemáticas que él. Al principio tenía una carrera científica encaminada y brillante, se enamoró de este señor, se queda embarazada y lo deja todo, todo su futuro por él y él la deja en la estacada y ella acaba en una situación penosa, con dos hijos, uno esquizofrénico y habiendo sido maltratada psicológicamente por Einstein. Una mujer nunca debe hacer eso, y lo hemos hecho tantas veces a lo largo de la historia. Ahora estamos más concienciadas de que lo primero que hay que ser es autónoma y nunca dependiente de un hombre, y menos por amor.

- ¿Cómo definirías el personaje de Margot?

- La novela empieza con una frase que dice "todas las mujeres de mi familia llevan el apellido Denise porque los hombres han desertado de nuestras vidas". Margot es una mujer a la que la vida le lleva por un derrotero impensable. Era una burguesa, de origen francés, padre ingeniero, buena educación... pero se queda sola, sus padres se mueren, la vida se tuerce, se enamora de un revolucionario que la deja tirada en Madrid y ahí empieza a buscarse la vida. Conoce a sindicalista costurera que es un personaje real y a través de ella encuentra trabajo como bailarina de revista. Sale adelante, lucha por todo y tiene un afán tremendo por la educación de todas las mujeres. Para mi es una mujer ejemplar, como a mi me gustan que sean las mujeres, ella y todas las que aparecen en la novela.

- ¿Has aprendido algo de este personaje?

- Siempre escribo para aprender cosas, en este momento me considero experta de la vida de Einstein después de leer todo lo que he leído, la parte de la documentación ha sido un auténtico placer. Luego, a través de los personajes, cuando vas escribiendo, vas pensando mucho y poniéndote en su lugar y aprendes muchas cosas, vas solucionando los problemas que tú misma planteas.

Modas opresivas

- ¿La libertad de la época era real?

- Hubo un momento de los años 20 en España y el mundo, ya que salíamos de la I Guerra Mundial, en el que hubo explosión de libertad y alegría. Las mujeres tuvieron momento de esperanza en la autonomía, en el feminismo en cierto modo, aunque eran minoritarias, pero explosionaron y decidieron que eran libres, fumaban, iban solas a bailar y se vestían como querían. Fue un momento de mucha esperanza y fue fugaz. En 1923, con Alfonso XIII, se produjo el golpe de Primo de Rivera que impone la dictadura, muy dura para todo lo referente a la cultura, no le gustaban nada los intelectuales y acaba con la explosión de esperanza. Lo llamaban dictablanda y no se por qué.

"Los descréditos son colectivos, no es una cuestión de una sola cosa. Los periodistas hemos tenido mala prensa toda la vida, de muertos de hambre, tramposos que vamos a por la noticia cueste lo que cueste"

Nativel Preciado - Economista

- Actualmente mujeres y cultura siguen luchando...

- Ahora tenemos derechos en papel, libertad, democracia... creo que hemos luchado mucho por estos derechos, pero si se dejan de lado, no se pelean, te los arrebatan. Hay que estar defendiéndonos y no dejarse seducir por determinadas modas o equívocos, que son la manera sutil de dominio. Ahora las mujeres japonesas se manifiestan para no ir con tacones al trabajo, parece una tontería, pero no lo es. No hay derecho a que se retroceda y volvamos a las modas opresivas que tienen detrás otro tipo de presión.

- ¿Qué es el feminismo?

- Es la defensa de los derechos de las mujeres. Tenemos derecho a vivir como la otra parte de la humanidad, que son los hombres. El feminismo no es excluyente con respecto al género masculino, todo lo contrario, es integrador, lo que pasa es que queremos hombres que no sean machistas, nada más. Esos hombres existen, hay personajes que son ejemplares en ese sentido. El feminismo no es contra nadie, sino en defensa propia.

"En las redes hay gente empeñada en hacer daño y lo consigue. Lo que pasa es que no me doy por aludida", comenta Preciado

- Escribiste 'Si yo tuviera 100.000 seguidores', que habla de las redes sociales, como periodista ¿cómo vives la transformación digital?

- La he vivido con ánimo de incorporarme a todo lo bueno que tiene que es mucho y tratar de eludir todo lo malo que tiene que también es mucho. Yo que vengo de otra época, siempre que hay un avance también hay mucha morralla que intenta aprovecharse desde el punto de vista político o económico... Me incorporé a las redes sociales desde el primer momento a pesar de que he escrito crónicas desde extranjero y las dictábamos por teléfono y las crónicas las mandábamos a través de un piloto de avión. De eso, o de tardar tres días en recopilar documentación para entrevistar a un personaje, a lo que hay ahora, me quedo con los beneficios que hay ahora.

- ¿Qué piensas del descrédito periodístico? ¿La culpa es de las redes o de los periodistas?

- Los descréditos son colectivos, no es una cuestión de una sola cosa. Los periodistas hemos tenido mala prensa toda la vida, fíjate el cine negro americano donde se nos muestra como muertos de hambre, tramposos que vamos a por la noticia cueste lo que cueste. Sin embargo, estamos en una época de transición. Se nos acaba la palabra escrita en cierto modo, nos cambian de soporte, hay crisis económica que lleva a los propietarios de los medios a pensar solo en el beneficio y eso deja víctimas por el camino. Las víctimas somos los periodistas, pero yo digo siempre que en cualquier pueblito del mundo hay un periodista, discreto, que se juega la vida por contar lo que pasa y denunciar injusticias, eso solo justifica la profesión más allá de lo que está sucediendo con Trump y con los medios de comunicación. Esto merece la pena y más ahora que hay tanto conocimiento inútil y tanta noticia falsa que tiene que haber personas preparadas que sepan diferenciar lo bueno de lo malo, lo que es real de lo irreal. Para esto servimos.

- ¿Para ti qué significan las redes sociales?

- Son un avance fundamental que sirven para muchas cosas útiles como comunicarnos, protestar... para tener conocimientos muy interesantes. El problema es seleccionar lo que no es manipulación. Todo eso tenemos que aprender a hacerlo, ese es el papel del periodista y es bien difícil.

- ¿Lees a tus 'haters'?

- Sí, lo leo y no contesto nunca. A veces consiguen herirme, normalmente no, aunque hay gente empeñada en hacer daño y lo consigue. Lo que pasa es que no me doy por aludida, pienso "qué mala gente hay por el mundo" (risas), pero son los menos, no tengo mal rollo con la gente que participa en mi Twitter.

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