Podría ser el punto de partida de una novela de Patricia Highsmith (una falsa identidad, un coqueteo imprudente con desconocidos, el peligroso juego de los engaños). Las redes sociales son un buen caldo de cultivo para esas apariencias engañosas que, si se desbocan, puede ser tóxicas. Dos mujeres que son una, una, que son dos. El miedo al paso del tiempo anida en esa voluntad de buscar sensaciones sin calcular los riesgos. Hay dolor, y culpa, deseos peligrosos y rencores al acecho que permiten a Juliette Binoche desplegar su amplio registro interpretativo, y que a la postre es lo más atractivo de una película escrita que promete más de lo que da, con demasiadas trampas y visualmente rígida.