Cuando en abril Rafa Chao colgó en el Facebook de El Contrabajo que dejaba el local, la publicación se llenó de mensajes que mezclaban cariño y pesar. Uno de los buques insginia de la música en directo de Vigo se quedaba sin el capitán que lo había guiado durante seis años. El timón, ha anunciado esta semana, lo llevará ahora Pablo Lorenzo, que en principio mantendrá la esencia del proyecto, nacido en 2006. Pero antes del adiós habrá una última fiesta, por partida doble: esta noche y la de mañana, con concierto sorpresa incluido, el programador levantará la verja de la calle Venezuela, 82 por última vez.

- ¿Cómo van estas semanas de larga despedida?

- Tengo sentimientos encontrados. Dejo lo que más quiero por lo que más quiero. Desde hace año y medio soy padre, cuando nació mi hijo le dije a mi pareja: "Empieza una cuenta atrás". Si fuese un negocio más grande podría seguir, pero tengo que estar ahí porque es como un autoempleo. Tengo ganas de terminar y a la vez me vienen todos esos recuerdos de lo sucedido.

- ¿Cómo recibiste lo del Premio Martín Códax?

- Fue una sorpresa. El año pasado había estado nominado, al ser el primer año tenía claro que no me lo iban a dar. Este año la gente me comentaba que podría ser. Quiero pensar que el tema de de jar el local ayudó, que el jurado vio que era como darle el broche de oro. A medida que se iba acercando la fecha pensé, ¿y si me lo dan? Me llevé una alegría increíble. Estuve como en una nube, son muchos sentimientos, se me juntan seis años de golpe. Me emociono y me siento súper orgulloso. Siempre programé con la oreja y con el corazón. Tenía que escuchar el proyecto, a lo mejor no lo conocía nadie, pero si era de calidad lo traía. Y normalmente no salía un desastre, sale un desastre cuando piensas en el negocio y en el dinero. Cuando piensas en dinero nunca sale bien, cuando piensas en calidad, sí. Cuadraban bien las cuentas.

El Contrabajo, mejor sala en los Premios Martín Códax

El Contrabajo, mejor sala en los Premios Martín Códax

El Contrabajo, mejor sala en los Premios Martín Códax //CEDIDO

- Ha habido muchas muestras de cariño de los músicos y la gente de la música de la ciudad.

- Eso es lo más bonito de todo. En este negocio el músico es el primero de la lista, son sagrados. Toco en un grupito [Frying Luras], sé el código no escrito entre los músicos, dónde no puedes fallar, cómo tratar a la gente. El músico que vino aquí siempre notó que hablábamos el mismo idioma. Desde que abrí intenté tratar a la gente igual que yo quiero que me traten cuando voy a tocar por ahí.

- ¿Cómo ves la situación de la música en directo en Vigo?

- Siempre ha sido una ciudad con una tradición enorme. Das una patada y salen 40 grupos de una calidad musical enorme. Lo que no hay es apoyo por parte de las instituciones. Estaba el Súbete ao Castro, la Casa de la Xuventude, y todo eso se ha cerrado. No interesa tener a niños que sean listos y que luego cuestionen, lo que interesa es el borreguismo. ¿Por qué no fomentas la cultura de base y pones a un grupo de Vigo que abra en Castrelos? Es así de simple. La escena viguesa está mejor que nunca. Hay muchísima calidad, lo que no hay es gente interesada en tantos conciertos.

- El circuito de festivales está matando a las salas.

- La cultura musical está tirando para grandes eventos. La mitad de la gente no sabe ni lo que va a ver, pero le gusta colgar la foto en Instagram. Pagan el abono a 100 euros, y aquí pones la entrada a 5 y ya preguntan si es con consumición.

-¿Con qué concierto te quedarías de estos seis años?

-Imposible decir uno. Me quedo con estos, sin un orden en concreto: Sumrrá, Cityspark, Miguel Lamas, Frankie Chavez, AAF 60 y Elephants Yard.